De acuerdo con el balance aún parcial, 59 mil 923 viviendas se destruyeron, otras 77 mil seis sufrieron daños en los departamentos Sur, Grand Anse y Nippes, los más golpeados por el movimiento telúrico de 7,2 en la escala de Richter ocurrido el 14 de agosto.
Aún las autoridades continúan las labores de búsqueda con el apoyo de grupos de socorristas de varios países, y advirtieron a los ciudadanos no regresar a las casas siniestradas antes que Protección Civil concluya las evaluaciones.
Un informe de la Agrupación de organizaciones haitianas de la diáspora, junto a una organización médica, concluyó tras una visita a las zonas afectadas que el 80 por ciento de la economía en los departamentos se destruyó con el terremoto, comprometiendo los medios de subsistencia de cientos de miles de personas.
El Gobierno estima que unas 600 mil personas de 138 mil familias precisan ayuda con urgencia, mientras que el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), advirtió que 540 mil niños fueron directamente afectados.
El terremoto tuvo lugar en medio de la aguda crisis política y económica del país, y tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse el pasado 7 de julio, que profundizó el vacío institucional.
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