Este es el quinto volumen de Fraschetti dedicado a momentos y figuras relevantes de la historia de Cuba después de ‘Tabaco’ (2011), ‘Luna nueva’ (2014), ‘El canto de las nubes’ (2017) y ‘El viento antes del viento (2018).
Con una prosa amena y bien cuidada, el autor recrea en esta ocasión el ambiente de la década de 1920, período en el cual Mella concentró su actividad política desde su ingreso a la Universidad de La Habana en 1921 para estudiar Derecho, Filosofía y Letras, hasta su asesinato en México el 10 de enero de 1929.
En esa época había terminado la Primera Guerra Mundial y hubo una explosión de cultura, un deseo de vivir y también de transgresión que cambió un poco las cartas sobre la mesa, lo cual fue cierto para La Habana y la Ciudad de México a donde se trasladó Mella, indicó el autor a Prensa Latina.
Amenazado de muerte por el dictador Gerardo Machado, el joven cubano llegó a la capital mexicana en febrero de 1926 y allí conoció a la artista y luchadora revolucionaria italiana Tina Modotti, con quien compartió trinchera y el amor de pareja, aspectos destacados en el libro.
En el diálogo con Prensa Latina, Fraschetti dijo que ‘el pueblo cubano es revolucionario, siempre en revolución desde el siglo XIX y en ese proceso aparecen personas extraordinarias que merecen ser contadas y Julio Antonio Mella es una de ellas’.
En mi trayectoria como escritor no podía faltar esta figura tan importante en la historia de Cuba, uno de los fundadores del Partido Comunista y protagonista de acciones que lo hacen todavía un punto de referencia para los jóvenes cubanos, apuntó.
En ese sentido, recordó que en ‘El canto a las nubes’ narró la etapa del derrocamiento de la dictadura de Gerardo Machado en la década de 1930, por lo cual no fue difícil captar la atmósfera de esos años, caracterizados, entre otras cosas, por una explosión de cultura y vitalidad, en La Habana principalmente.
Al referirse al método empleado como escritor, señaló que cuando comienza a pensar en el texto tiene ya definido el mensaje que desea transmitir, el cual mantiene presente hasta el final de la obra.
En este caso, precisó, el objetivo fue evidenciar la capacidad de esta persona a quien defino como un ciclón, un revolucionario completo, un pensador pero también un hombre de acción. Su vida no se detuvo nunca y por eso, ‘cuando uno entra en contacto con él es como ser arrastrado por esa actividad sin fin’.
El joven revolucionario cubano ejerció el periodismo en la revista Alma Máter entre 1922 y 1923, año en el cual encabezó la lucha por la reforma universitaria, fundó la Federación de Estudiantes Universitarios, organizó y dirigió el Primer Congreso Nacional de Estudiantes e inauguró la Universidad Popular José Martí. En 1924 creó la Liga Anticlerical y la sección cubana de la Liga Antiimperialista de las Américas, con Carlos Baliño, con quien participó en la fundación del Partido Comunista de Cuba en 1925, entre otras cosas.
Por los impresionantes resultados de su febril actividad política, el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, lo calificó como el cubano que más hizo en menos tiempo.
Ante las dificultades para hallar bibliografía en italiano sobre Mella, en el libro aparecen intercalados capítulos de la historia recreada en la novela, con otros de textos biográficos de autores como Adys Cupull y Froilán González, Paco Ignacio Taibo II, Elena Poniatowska y Christiane Barckhausen.
Sobre la relación con Tina Modotti, el escritor resaltó que, en su opinión, el amor de pareja surgió porque ambos arribaron a Ciudad de México con la intención de defender y luchar por principios y valores comunes.
Al referirse a proyectos literarios futuros respecto a la isla, Fraschetti dijo que Cuba es una obra en construcción que siempre estimula, con una historia en un constante devenir generando personajes particulares dispuestos a sacrificarse por un ideal.
Como Julio Antonio Mella, abatido a balazos por sicarios al servicio de Machado en la noche del 10 de enero de 1929 mientras caminaba por una céntrica calle de la capital mexicana en compañía de Tina Modotti, a quien confió la frase con la cual el autor tituló su más reciente obra: ‘Muero por la revolución’.
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