Un informe de esa agencia de Naciones Unidas precisó que la eliminación de esos fenómenos laborales constituyen la base para reconfigurar un mundo del trabajo mejor y más justo, tras la pandemia de la enfermedad generada por el coronavirus SARS-Cov-2.
De acuerdo con la OIT, los cientos de millones de trabajadores de todo el mundo que se ganan la vida en la economía informal, sin protección ni representación social, cuyos ingresos disminuyen o desaparecen por completo a consecuencia de la pandemia, son los más afectados por encontrarse en situación de vulnerabilidad con consecuencias devastadoras.
La crisis no solo pone en jaque a la salud pública, el trastorno económico y social hace peligrar los medios de vida y el bienestar a largo plazo de millones de personas, con sus derechos fundamentales amenazados y sumidos en una mayor inseguridad, señaló el documento.
Así, salvaguardar y ampliar los principios y libertades en el trabajo será determinante para el éxito de las respuestas a la crisis en el mundo del empleo, tanto inmediatas como a largo plazo, advirtió la OIT.
También, alertó que las personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica y sin opciones alternativas de supervivencia o mecanismos para afrontar la situación corren más riesgo de ser víctimas de trabajo forzoso y la servidumbre por deuda, flagelos que se han disparado debido a la crisis de la Covid-19.
Por último, resaltó que las mujeres, las minorías étnicas, los empleados inmigrantes y los pueblos indígenas y tribales están entre los excesivamente perjudicados por el desempleo o por la degradación de las condiciones laborales.
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