Sin embargo, el descenso de esos gases durante el año pasado fue demasiado efímero como para tener un impacto en la salud, recalcó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en un informe publicado este viernes.
La disminución de contaminantes atmosféricos se produjo, fundamentalmente, en zonas urbanas, y la desaparición de algunas de esas partículas permitió que subiera la cantidad de ozono en el aire.
Por otra parte, los extremos meteorológicos alimentados por el cambio climático y ambiental provocaron en 2020 tormentas de arena y polvo sin precedentes, así como incendios forestales que afectaron la calidad del aire y esta tendencia continúa este año, arrojó el estudio.
De acuerdo con la OMM, en el sudeste asiático se redujo en un 40 por ciento el nivel de partículas nocivas en el aire causadas por el tráfico y la producción de energía.
Mientras que en China, Europa y Norteamérica también disminuyeron las emisiones y mejoró la calidad del aire.
Pero la investigación de la OMM también indicó que en muchas partes del mundo, incluso si se quita el transporte y algunas otras emisiones, la calidad del aire no cumpliría los requisitos de la Organización Mundial de la Salud sobre los niveles aceptables.
Este viernes, la OMM publicó su primer Boletín de calidad del aire y clima, el cual destaca los principales factores que influyeron en esa esfera durante el 2020, en comparación con otros años.
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