El fuego se propagó rápidamente y no hubo tiempo de abrir todas las celdas, explicó el ministro de Justicia, Yasonna Laoly.
Fuentes policiales indicaron que los cadáveres, la mayoría irreconocibles, fueron llevados a una morgue de Yakarta para su identificación. En algunos casos habrá que recurrir a pruebas de ADN para completar el proceso, dijeron.
Según las investigaciones preliminares el siniestro se debió a un cortocircuito en el pabellón donde estaban confinados reos por delitos de drogas.
El recinto estaba diseñado para 40 prisioneros, pero albergaba a más de 120, dijo Rika Aprianti, portavoz del Departamento de Prisiones del Ministerio de Derechos Humanos y Leyes de Indonesia.
Medios de prensa locales reiteraron denuncias sobre el hacinamiento y las malas condiciones sanitarias imperantes en las cárceles del país, que albergan a más de 270 mil reos y son frecuente escenario de peleas, propagación de enfermedades y fugas.
En la prisión radicada en las afueras de la ciudad de Tangerang, construida en 1972 y sin apenas mantenimientos posteriores, conviven en difíciles condiciones unos dos mil reclusos, más del triple de su capacidad.
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