Según la Universidad de Arizona, Estados Unidos, este proceso –denominado también chorro polar- está siendo influenciado por las continuas emisiones de gases invernadero.
La corriente en chorro del Atlántico norte se refiere a un núcleo de viento a unos ocho o nueve kilómetros por encima de la superficie de la Tierra que sopla de oeste a este.
El estudio realizado por los especialistas demostró que la posición de este cambió en los últimos mil 250 años y aumentó su intensidad.
Este fenómeno es responsable entre un 10 y un 15 por ciento de la variación de las precipitaciones y temperaturas anuales en el este de Norteamérica y el oeste de Europa. El temor de los especialistas es que el chorro polar rebase el rango de variabilidad natural a partir de 2060 si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, pues esto traería consigo fenómenos meteorológicos devastadores a ambos lados del océano Atlántico.
Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ‘una corriente en chorro es una fuerte y estrecha corriente de aire concentrada a lo largo de un eje casi horizontal en la alta troposfera o en la estratosfera, caracterizada por una fuerte cizalladura vertical y horizontal del viento’.
‘Presentando uno o dos máximos de velocidad, la corriente en chorro discurre, normalmente, a lo largo de varios miles de kilómetros, en una franja de varios centenares de kilómetros de anchura y con un espesor de varios kilómetros’, subraya la OMM.
Tanto en el hemisferio norte como en el hemisferio sur existe una corriente en chorro polar y subtropical.
Dicho fenómeno es causado por una combinación de la rotación del planeta sobre su eje y el calentamiento atmosférico debido a la radiación solar.
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