Emal Ahmadi, cuya hija Malika, de tres años, se encontraba entre los muertos en el ataque del pasado 29 de agosto, añadió que la familia también busca una compensación económica y la reubicación a Estados Unidos u otro país que se considere seguro.
El ejército estadounidense inicialmente defendió el ataque diciendo que había apuntado a un ‘facilitador’ del grupo Estado Islámico.
Sin embargo, el viernes el general de la Infantería de Marina estadounidense Frank McKenzie, jefe del Comando Central de los Estados Unidos, lo calificó como un ‘error trágico’.
El misil estadounidense golpeó el automóvil que el hermano de Ahmadi, Zemerai, acababa de estacionar a la entrada del complejo de la familia mientras los niños corrían a saludarlo.
En total, 10 miembros de la familia, incluidos siete menores de edad, murieron en el hecho, y Ahmadi dijo que quiere que Estados Unidos investigue quién disparó el dron y castigue a los responsables.
Tras reconocer que estaba aliviado por la disculpa y porque los miembros de la familia fallecidos fueron reconocidos como víctimas inocentes, recordó que esto no los traerá de regreso.
Al respecto, criticó que la familia nunca recibió una llamada de funcionarios estadounidenses, a pesar de las reiteradas solicitudes.
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