En el calendario evaluado, el país tuvo 13 millones 415 mil desocupados, 840 mil más que en 2019, y cerró siete millones 336 mil puestos de trabajo (-7,9 por ciento).
De acuerdo con el estatal IBGE, los efectos económicos de la pandemia de Covid-19 fueron los mayores responsables por los 13,4 millones de desempleados de promedio en el año, un aumento del 6,7 por ciento en la comparación con 2019.
Con la pérdida de más de siete millones de plazas, el total de ocupados cayó a 86 millones 53 mil, la cifra más baja de la serie.
Fue un desplome generalizado, según el instituto y citó como ejemplo que el número de asalariados con documento de trabajo firmado en el sector privado descendió un 7,8 por ciento: dos millones 600 mil menos, hasta los 30 millones 625 mil personas.
Entre los trabajadores domésticos, la retracción fue aún mayor, un récord del 19,2 por ciento, hasta los cinco millones 50 mil, una pérdida de un millón 200 mil.
Ni siquiera el sector informal pudo esta vez evitar el deterioro del mercado laboral y el número de trabajadores por cuenta propia se redujo en 1,5 millones (-6,2 por ciento), para situarse en 22 millones 720 mil.
Otro registro negativo fue el de los desanimados, personas que renunciaron a buscar trabajo por las condiciones del mercado, un contingente que creció un 16,1 por ciento en 2020 y alcanzó los cinco millones 527 mil, la cifra más alta de la serie histórica.
Según la analista del estudio, Adriana Beringuy, ‘la necesidad de medidas de distanciamiento social para el control de la propagación del virus paralizaron temporalmente algunas actividades económicas, lo que también influyó en la decisión de las personas de buscar trabajo’.
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