Señala que la mayoría de esos ciudadanos arribaron a la capital mexicana desde Chile y Brasil, muy pocos de Haití, donde al parecer no fueron bien recibidos.
Empleados de varios albergues indicaron que todos están saturados y siguen recibiendo presiones de nuevos grupos pero ya las capacidades están agotadas y no hay manera de que autoridades de uno y otro establecimientos no puedan coordinar nuevos recibimientos por ausencia de espacio.
La mayoría de los albergues son gestionados por comunidades religiosas o de la sociedad civil. Se trata, indicaron sus administradores, de una nueva crisis migratoria, lo quieran admitir las autoridades o no.
Indicaron que en el centro cultural La Resistencia están pensando hacer acopio de tiendas de campaña para instalar a los grupos en las calles.
En Casa Tochan, con cupo para 40 personas, ya tienen alojadas a 80. En Casa Fuentes tienen 20 camas pero hay más de 70 albergados. En la Arquidiócesis hay también más de 70 y su capacidad es para alojar a 30.
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