La agencia oficial de noticias palestina Wafa citó un reporte, según el cual la situación empeoró por la aguda crisis de electricidad que impide el funcionamiento de los pozos y las plantas de tratamiento de aguas residuales en ese territorio, donde viven dos millones de palestinos.
Para agravar aún más el problema, los bombardeos de Israel en mayo pasado contra el enclave costero golpearon sustancialmente la ya deteriorada infraestructura de la zona, precisó el texto elaborado por el Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos y el Instituto para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud.
Datos recientes revelan que una cuarta parte de las enfermedades propagadas en la franja son causadas por la contaminación del agua, mientras que el 12 por ciento de las muertes de niños pequeños y bebés están relacionadas con problemas intestinales.
El documento afirma que ‘no hay ninguna justificación posible para esta situación’.
Depende de la autoridad ocupante (Israel) y de la comunidad internacional garantizar plenamente el derecho de los habitantes de Gaza a la seguridad del agua, afirmó.
El diario israelí Haaretz reveló en julio último que las restricciones del gobierno de Tel Aviv impiden reparar el sistema de tuberías para transportar agua en la franja.
La publicación denunció entonces que las aguas residuales se acumulan en charcos cerca de las zonas residenciales y penetran en las cañerías que transportan el líquido potable.
Un mes después, el Comité Internacional de la Cruz Roja criticó que el 80 por ciento de la población de ese territorio viva con apenas 10 o 12 horas de electricidad al día.
Este problema amenaza la salud y la vida cotidiana de los habitantes de ese territorio palestino, donde residen unas dos millones de personas, porque la mayoría no puede refrigerar sus alimentos y las plantas de tratamiento de aguas residuales no pueden operar, advirtió.
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