Biden se llevó el premio mayor de la jornada al imponerse en Michigan, estado que reparte 125 delegados de los 352 en total disputados la víspera, y en el que Sanders derrotó de forma sorpresiva a su entonces rival Hillary Clinton cuatro años atrás.
Ya anticipaban analistas, «en política cuatro años es mucho tiempo y cualquier cosa podría pasar». Y sucedió.
Al concurso de ayer llegó un Biden resucitado y fortalecido, con todas las encuestas a favor y una oleada de apoyo que empezó a sumar, incluyendo la de la propia élite del Partido Demócrata que apuesta por la opción moderada frente a la de ubn «socialismo democrático» que causa pánico.
Un día antes de las primarias, sondeos publicados en los principales medios de prensa de Detroit (Michigan) le daban al exvicemandatario una ventaja en intención de voto de siete puntos sobre el legislador de Vermont.
Si en 2016 el ganar Michigan representó para Sanders la revitalización de su campaña, perderlo anoche resulta un golpe casi demoledor que disminuye sus posibilidades de alcanzar la añorada nominación presidencial de la fuerza azul.
Según destacan reportes de prensa, la victoria categórica de Biden en Michigan, Idaho, Missouri y Mississippi puso de relieve su fortaleza entre los trabajadores y los afroamericanos, grupos vitales para obtener la nominación.
Precisamente, fue el electorado negro el que permitió el resurgir de su campaña al ganar en Carolina del Sur el pasado 29 de febrero luego de un pésimo desempeño en Iowa, New Hampshire y Nevada.
Ahora los resultados en Michigan –en especial- apuntan a que ese sea un escenario de cerrada disputa durante las presidenciales del 3 de noviembre cuando en la boleta aparezcan Biden vs Trump, quien en 2016 le arrebató allí el primer lugar a la Clinton por apenas 10 mil 704 votos.
El Gran Martes o Supermartes II le dio a Sanders solo los estados Dakota del Norte y Washington, acumulando a estas alturas del juego 675 delegados, mientras Biden cuenta con 837, de los mil 991 necesarios para la nominación demócrata.
Al referirse a su despegue errático, el vicepresidente en el mandato de Barack Obama (2009-2017) reiteró que hasta hace muy poco “muchos expertos declararon a esta candidatura muerta. Ahora estamos completamente vivos».
Juntos estamos uniendo al Partido Demócrata, enfatizó Biden. “Hoy nos acercamos más a restaurar el honor y la decencia en la Casa Blanca», subrayó como si estuviese seguro de que sobre él recaerá la candidatura de esa fuerza política.
En un mensaje a Sanders desde su alocución en Filadelfia, el actual líder en la carrera demócrata subrayó que «Tenemos una meta común. Juntos derrotaremos a Donald Trump».
Recuerdan reportes de prensa que en 2016 el senador luchó hasta al final contra Clinton aun cuando ya le resultaba matemáticamente imposible alcanzarla.
En estos momentos algunos miembros del partido empezaron a sugerirle a Sanders que abandone la campaña, pero el senador no da señales todavía de retirada.
Optimista, quizás, sigue sacando cuentas, porque en política en un abrir y cerrar de ojos todo puede cambiar y el ejemplo de ello es el propio Biden, de moribundo a triunfador.
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