En todos los casos, las convocatorias a las plegarias sugieren que se realicen en casas o lugares donde no se haya multitudes.
Ya había excepciones para cumplir con uno de los mandamientos del Corán, pues muchos musulmanes detenían su trabajo, echaban mano a una esterilla en sus centros laborales y realizaban sus oraciones en dirección a la ciudad sagrada de La Meca, en Arabia Saudita.
Pero tal vez estos últimos eran los menos, porque la inmensa mayoría acudía a las mezquitas durante las cinco ocasiones diarias en que se debe orar por Alá.
Empero, ahora con la posibilidad de infestación con el nuevo coronavirus, las autoridades religiosas sugieren que el proceso de adoración al todopoderoso se ejecute en los hogares y separados a más de un metro unos de otros.
La más contundente de las medidas anti Covid-19 corrió a cargo de los gobernantes de Arabia Saudita que cancelaron las entradas de sitios sagrados en las ciudades de Medina y La Meca.
En esta última se localiza la Kaaba, la piedra sacra del islam, a la que al menos una vez en la vida los musulmanes están obligados a circunvalar en dirección contraria a las manecillas del reloj.
De miles y miles que cada día realizaban esa acción, hoy solo se ven unos pocos, quizá una decena, según se aprecia en transmisiones televisivas dedicadas a ese momento de consagración a Mahoma, el profeta.
También el tercer sitio más sagrado del islam, la mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén, Palestina ocupada, cerró sus puertas y quienes rezan con frecuencia allí, ahora lo hacen en la periferia bajo la mirada vigilante de las fuerzas israelíes.
En Líbano, donde hay una mayor diversidad de variantes religiosas, aunque predominan la cristiana y el islam, también se cumple aislamiento social y en iglesias o mezquitas no se ven personas como antes.
Incluso, figuras como el gran muftí, (máxima autoridad de los musulmanes libaneses), Abdel-Latif Derian, pidió a los ciudadanos quedarse en casa y abstenerse de reuniones en las mezquitas para prevenir la propagación de la enfermedad.
“Hacemos un llamamiento a la unidad mediante la cooperación y la solidaridad para salvar al Líbano», dijo, en ocasión de la fiesta islámica Al-Isra ‘wal al-Miraj, el mítico viaje del profeta Mahoma a la mezquita Al Aqsa desde la cual ascendió a los cielos.
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