Según medios locales, el linchamiento simbólico ocurrió este domingo en un mitin frente al capitolio estatal convocado por el grupo Take Back Kentucky con el objetivo de celebrar la Segunda Enmienda de la Constitución y rechazar las órdenes de permanecer en casa adoptadas ante la pandemia del coronavirus SARS-Cov-2.
En los momentos finales de la manifestación en la que participó un centenar de personas, los organizadores llevaron a una multitud a la mansión del gobernador como parte de un intento de entregar un mensaje en el que pidieron la renuncia del demócrata.
Después los participantes regresaron al área del capitolio en Frankfort y un muñeco que llevaba en la parte del rostro una foto de Beshear fue colgado de un árbol con el mensaje en latín «sic sempre tyrannis» (así siempre a los tiranos).
El episodio provocó las críticas de legisladores de los dos principales partidos políticos, entre ellos el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien escribió en Twitter que esa acción era inaceptable y que no había espacio para el odio en Kentucky.
El representante estatal demócrata Charles Booker, quien en las elecciones de noviembre próximo retará a McConnell por su escaño en la Cámara Alta del país, describió la representación como «vil y traumática».
No es solo la amenaza a su vida, es el hecho de que demostraron un acto arraigado en nuestra historia de racismo. He tenido familia linchada en Kentucky, agregó el legislador afronorteamericano.
El acto que se exhibió en el Capitolio, cerca de donde viven el gobernador y sus hijos pequeños, fue incorrecto y ofensivo. Este tipo de comportamiento debe ser condenado, dijo a la cadena de televisión CNN la directora de comunicaciones de Beshear, Crystal Staley.
A su vez, demócratas de la Cámara de Representantes de Kentucky afirmaron en un comunicado que lo sucedido es resultado de la retórica de odio vista en el capitolio a principios de este mes en protesta contra las medidas adoptadas frente al virus, la cual fue implícitamente tolerada por el Partido Republicano.
Lo sucedido, añadieron, «es un acto que apesta a odio e intimidación y no hace nada más que socavar nuestro trabajo principal para combatir esta enfermedad mortal y restaurar nuestra economía de manera segura».
A pesar del fuerte impacto de la pandemia en el país, donde ya fallecieron casi 100 mil personas, grupos de manifestantes han desafiado las medidas de distanciamiento social impuestas por las autoridades locales y estatales.
Esas protestas han contado con el respaldo del presidente Donald Trump, quien aboga por una rápida reapertura económica a pesar de la advertencia de expertos en salud sobre un posible repunte de los casos.
tgj/mar