Más de 50 mil agentes custodiaban las urnas y obligaban al uso de máscaras y mantener el distanciamiento físico.
Las autoridades coincidieron en la necesidad de una continuidad de la justa comicial, excepto para quienes dieron positivo al coronavirus SARS-CoV-2 que deben permanecer en cuarentena, so pena de un año de prisión.
Hasta este lunes, el Ministerio jordano de Salud confirmó que unas 115 mil personas contrajeron la dolencia y mil 295 fallecieron.
El parlamento tiene autoridad limitada en Jordania, pues el rey Abdalá posee amplios poderes para gobernar por decreto, aunque hay algunas ventanas abiertas a la oposición.
Este año, la facción opositora más importante, el Frente de Acción Islámica (FAI), brazo político de los Hermanos Musulmanes, presentó sus candidatos.
En el ejercicio de 2016, la FAI ganó 16 puestos en el Parlamento de 130 escaños, después de boicotear las elecciones de 2010 y 2013.
Grupos nacionalistas de izquierda y árabes también están en concurso, junto con aspirantes independientes, muchos de ellos representantes de tribus leales a la monarquía.
Por su geografía desértica que la limita de recursos y dependiente del sector externo, Jordania acumula una deuda externa equivalente a más de 100 por ciento del producto bruto interno con un desempleo de 23 por ciento antes de que la Covid-19 parara al país.
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