El año pasado solo visitaron el país 1,3 millones de vacacionistas extranjeros, frente a 8,3 millones en 2019, una baja del 85 por ciento, dijo en una audiencia ante el Congreso el subsecretario de Turismo Roberto Alabado.
El impacto fue tal, señaló, que se perdieron unos cinco millones 700 mil puestos de trabajo, y la economía en general sufrió un duro golpe porque el turismo representa alrededor del 12 por ciento del Producto Interno Bruto.
Alabado llamó a los congresistas y al gobierno a hacer lo necesario para reanimar la industria del ocio, incluida la reducción progresiva de las restricciones a los viajes nacionales y, en cuanto la situación lo permita, a los internacionales, siempre bajo la observancia de los protocolos de salud y seguridad establecidos.
Entre los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, Filipinas es, después de Indonesia, el más castigado por la Covid-19 con 533 mil 587 casos y 11 mil 58 muertes, pero todos los demás reportan grandes pérdidas a causa de la Covid-19.
Ayer, en Tailandia, la Asociación de Turismo del bloque se pronunció por un esquema que permita reabrir las fronteras nacionales para salvar a las empresas de la debacle.
Si no hacemos algo urgente en ese sentido, alertó la presidenta de la asociación, Mingkwan Metmowlee, la región perderá más del 70 por ciento de los empleos en el sector, y cuando este se recupere tendrá que enfrentar una crisis de escasez de mano de obra.
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