Según una nota publicada en la página web del Departamento de Estado, esta revocación, que será oficializada este viernes, está destinada a garantizar que las disposiciones del gobierno en materia de política exterior no impidan la asistencia a quienes ‘ya sufren lo que se considera la peor crisis humanitaria del mundo’.
El anuncio del jefe de la diplomacia estadounidense tiene lugar tras la condena de la Casa Blanca a un ataque con dron realizado este miércoles en el aeropuerto internacional de Abha, Arabia Saudita, que fue el pretexto para que esa nación árabe emprendiera una devastadora ofensiva en Yemen.
‘Estados Unidos mantiene la claridad sobre las agresiones y actividades ilegales de Ansar Allah’, afirmó Blinken refiriéndose al movimiento hutí por su nombre formal, y aclaró que las sanciones individuales para los líderes de esa agrupación seguirán vigentes y en desarrollo.
En un discurso en el Departamento de Estado la semana pasada, el mandatario demócrata dijo que pondría fin a la venta de armas y otro tipo de apoyo a Arabia Saudita, elementos que contribuyen a su participación en una guerra en Yemen que el gobernante llamó una ‘catástrofe humanitaria y estratégica’.
Durante su mandato (2017-2021) Trump rechazó de forma reiterada los llamamientos para condenar a los saudíes por su participación en el conflicto armado en Yemen, así como por el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi.
Biden también terminó de proporcionar a los saudíes información de inteligencia y apoyo logístico, otro aspecto de la reversión del apoyo estadounidense a Riad.
Sin embargo, Biden también dejó en claro que continuaría vendiendo armas defensivas a Arabia Saudita que fueron diseñadas para proteger contra misiles, drones y ciberataques de sus adversarios en la región.
El predecesor de Blinken, Mike Pompeo, declaró en sus últimos días en el puesto a los insurgentes como grupo terrorista, aludiendo un ataque perpetrado en el aeropuerto de la segunda ciudad de Yemen, Aden, y a sus supuestos vínculos con Irán.
Los trabajadores humanitarios dijeron que no tenían otra opción que trabajar con los hutíes, ya que son el gobierno efectivo en la mayoría del país, incluyendo la capital Saná, por lo que denunciaron que la designación como terrorista complicaría seriamente las acciones en una nación que depende en un 80 por ciento depende de la ayuda externa.
otf/rgh