La Administración de Asuntos de Refugiados y Retornados (ARRA, siglas en inglés) reafirmó que esos centros sufrieron graves deterioros durante el enfrentamiento de la Fuerza de Defensa Nacional contra la facción armada del Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF).
Ninguno de estos campos cumple ya con las políticas y exigencias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), debemos evacuarlos, dijo el director general de ARRA, Tesfahun Gobezay, en un intercambio con los medios de prensa.
De acuerdo con las normas del Acnur, los campamentos deben estar ubicados a unos 50 kilómetros de las fronteras o un día de viaje hasta zonas limítrofes con otras naciones, con el propósito de garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Cambiaremos el de Shimelba, que está apenas a 20 kilómetros del territorio de Eritrea, y el de Hitsats permanecerá cerrado debido a la inestabilidad del servicio de aire acondicionado y otras repetidas quejas de las personas protegidas allí, explicó Gobezay.
Esta propia semana, el viceprimer ministro, Demeke Mekonnen, anunció que, tras las destrucciones de los dos campamentos, el gobierno estaba tratando de reunir a centenares de refugiados eritreos dispersos en varios puntos del norte etíope, para reubicarlos en instalaciones protegidas.
Según informes oficiales, alrededor de 200 mil ciudadanos de ese país permanecen en diferentes campamentos de Etiopía, contados unos 92 mil en Tigray, aunque más de la mitad de estos últimos, 49 mil aproximadamente, huyeron a varias localidades del estado.
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