La cuarentena total de sábado y domingo para varias provincias del país, incluida la capital, y el feriado del próximo martes, provocó la masiva salida de las familias hacia el interior de Panamá, muchas de las cuales pasaron los cercos sanitarios interprovinciales porque tenían reservaciones para hoteles.
En el parte de ayer se reportaron 707 infectados en 24 horas, cifra similar a la de mediados de junio pasado, cuando se inició la llamada primera ola de la pandemia, que el 6 de enero reciente llegó al pico más alto de cinco mil 186.
La cifra de positivos alcanzó hasta el momento a casi el ocho por ciento de la población del país durante la crisis sanitaria, que el próximo 9 de marzo tendrá un año de su agresiva presencia, con un saldo de cinco mil 621 vidas, o sea, el 1,7 por ciento de los contagiados.
Otros indicadores que apuntan mejoría fueron la disminución de casos activos, los hospitalizados (incluidos cuidados intensivos), el promedio de positividad de los test realizados y quienes mantienen aislamiento domiciliario; en varias de estas estadísticas los valores son similares a los momentos de mayor control de la pandemia.
Los fallecidos mantienen una especie de meseta en la gráfica que muestra los reportes diarios, por lo que la letalidad (muertes por cantidad de contagiados) de la semana anterior fue de 3,18 por ciento, la cuarta mayor de la pandemia, y en cifras absolutas es similar a períodos cuando se iniciaron anteriores subidas.
Aunque comparada con semanas anteriores, hay una disminución en casi la mitad de decesos como promedio, pero entre el 22 de enero y el 9 de febrero, estadísticas internacionales señalaron que Panamá tuvo, a causa de la Covid-19, mil 324 difuntos por millón de habitantes, el cuarto mayor del continente.
Dos olas reconocen los expertos en los momentos más críticos enmarcados entre junio y agosto y de noviembre a enero pasados, cuando la acumulación de casos obligó a buscar alternativas de ingresos en improvisadas salas creadas en gimnasios y centros de convenciones, entre otros.
El epidemiólogo Arturo Rebollón declaró al canal Telemetro que la reducción de enfermos es señal que ‘estamos haciendo las cosas bien’ y que a pesar de las múltiples variantes del virus SARS-CoV-2 en el planeta, ‘se ha visto que lo principal es crear barreras entre las personas para evitar la trasmisión’.
Pero la preocupación de especialistas y autoridades de salud es que el escenario actual es similar a cuando en noviembre pasado hubo feriados por fechas patrias y que, después de una rigurosa cuarentena, las personas quisieron socializar con amigos y familiares, lo que originó la peor situación de la pandemia.
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