La ICT, sus siglas en inglés, es un laboratorio de ideas que investiga el impacto del cambio climático en los mercados financieros, y en su último informe plantea que esas naciones están en peligro de perder 13 billones (millones de millones) de dólares de aquí a 2040.
Ante esas perspectivas, los autores del documento señalan que algunos países ya necesitan un fuerte apoyo internacional para hacer menos dependiente su economía del petróleo con la apertura de nuevos sectores productivos y así evitar la inestabilidad social y política. De acuerdo con sus cálculos, 40 naciones petroleras podrían enfrentarse a una caída media del 46 por ciento en los ingresos previstos por el petróleo y el gas si la demanda disminuye en consonancia con el endurecimiento de la política climática mundial y los avances tecnológicos.
En los 19 estados más afectados, donde viven más de 400 millones de personas, la disminución de los ingresos procedentes de los combustibles fósiles podría reducir los ingresos totales de los gobiernos al menos en un 20 por ciento, lo que provocaría recortes en los servicios públicos y desempleo.
La mitad de esos 400 millones de personas vive en Nigeria, donde una caída del 70 por ciento de las ganancias del petróleo reduciría el presupuesto total del gobierno en un tercio, mientras Angola, con 33 millones de habitantes, podría perder más del 40 por ciento de sus fondos públicos.
Muchos de los mayores productores de petróleo y gas del mundo como Estados Unidos, el Reino Unido, Países Bajos, China, India y Brasil también se enfrentan a importantes caídas de ingresos, pero no son objeto de análisis porque sus economías dependen menos del crudo y el gas.
Para Andrew Grant, director de clima, energía e industria y coautor del informe de ese laboratorio, los ingresos petroleros de los gobiernos cambiarán drásticamente en la medida que el mercado se agite durante la transición energética.
Carbon Tracker pide actuar ahora para reducir la dependencia de los ingresos de los combustibles fósiles y advierte que las inversiones en nuevos proyectos de petróleo y gas corren el riesgo de crear activos varados y desperdiciar un capital que sería mejor para el desarrollo de nuevas industrias sostenibles.
jf/crc