El sumo pontífice se aventurará a un recorrido pastoral, pese a la pandemia de la Covid-19 y los riesgos de seguridad de un país que aún sufre ataques esporádicos del grupo terrorista Estado Islámico.
La comunidad minoritaria de unos cientos de miles de seguidores fue blanco de esa agrupación extremista que ocupó de 2014 a 2017 grandes extensiones y ciudades importantes de la nación árabe.
‘Esperamos que después de la visita del Papa, la situación mejore’, dijo Amer Abdelahad, un cristiano de Erbil, la capital de la región autónoma del Kurdistán, cuando se registraba para una misa que oficiará Francisco ante 10 mil personas el domingo 7 de marzo.
El recorrido del jefe del Vaticano, de 84 años de edad, incluirá Bagdad, la capital iraquí, la ciudad de Ur, vinculada a la figura de Abraham en el Antiguo Testamento, Erbil, Mosul y Qaraqosh.
En Erbil, el padre Dankha Joola, a cargo de organizar la misa del 7 de marzo, dijo que ya se inscribieron más de ocho mil personas.
Su mayor desafío consiste en implementar el distanciamiento físico en un estadio al aire libre, en previsión de los contagios de la Covid-19.
El lugar posee un aforo de 30 mil personas, pero lo limitaron a un tercio para evitar el contacto entre asistentes.
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