En un conferencia con la prensa extranjera, Mendoza ratificó su pronóstico de un crecimiento económico de diez por ciento para el presente año y una tendencia a la mejora en los términos de intercambio comercial.
También mencionó los altos precios de las exportaciones de cobre y oro, productos estrella de la economía extractiva peruana, y la solidez del sistema financiero, entre otros factores positivos.
Sin embargo, sobre los tres millones de empleos perdidos por la pandemia, no aventuró ninguna meta de recuperación y solo dijo que depende del crecimiento económico.
Añadió Mendoza que el Gobierno se apresta a lanzar un programa de trabajo temporal como alivio al desempleo.
El ministro destacó los programas gubernamentales de crédito para la recuperación empresarial y de subsidio social y los recursos dedicados a la salud pública para el combate de la pandemia, concentrando el esfuerzo en la compra de vacunas contra el virus.
Ante una interrogante sobre la informalidad laboral -caracterizada por empleos precarios- señaló que Perú debe ser uno de los países de América Latina con mayores niveles en ese aspecto.
Agregó que la informalidad habitual y estructural alcanza a 70 por ciento de la población económicamente activa, índice que tras el impacto de la pandemia debe haberse elevado a 75-80 por ciento
Mendoza agregó que la salida al problema es de largo plazo, pues solo el crecimiento económico absorberá ese contingente de mano de obra desempleada.
La creación de fuentes de trabajo aumenta a un ritmo menor que el del crecimiento, reconoció.
El titular peruano de Economía precisó que en el corto plazo el gobierno solo puede ofrecer programas laborales de alivio, sin proyecciones ni metas de recuperación del empleo, que espera comience en meses próximos.
Como efecto económico y social de la pandemia, la pobreza, que al final de 2019 afectaba a 20,9 por ciento de la población, aumentó en diez puntos, aunque puede reducirse en 4 o 5 puntos este año, puntualizó.
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