Los manifestantes cerraron una vía que conecta esta capital con la región norteña del país, y otras arterias clave como la cercana a la Ciudad Deportiva y el puente del Anillo, el enlace de este a oeste del centro urbano.
Un grupo de ciudadanos cercó residencias de multimillonarios, entre estas las del ex primer ministro Najib Mikati, uno de los que la percepción popular culpa de la actual crisis socioeconómica.
En la sureña ciudad de Sidón, la sublevación cortó la comunicación de varias calles, entre estas una que entra al supermercado Spinneys, donde intentaron atacar a los clientes.
La insubordinación masiva deriva de una tasa cambiaria de 10 mil libras libanesas por dólar estadounidense en el mercado paralelo, mientras la oficial sigue fijada en mil 500.
Esa devaluación originó una caída estrepitosa del valor de los salarios de 90 de cada 100 libaneses, porque los comerciantes minoristas alzan los precios en razón de esa tarifa extraoficial.
En cuanto a la generación energética, la compañía estatal solo garantiza unas pocas horas al día y el único recurso disponible consiste en contratar motores alternativos, cuyos operarios y dueños subieron sus servicios sin mediar explicación alguna.
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