Los directores de las empresas Ipsos, Alfredo Torres, y CPI, Manuel Saavedra, coincidieron además en prever un casi seguro primer lugar para el populista Yonhy Lescano y su acceso a la segunda vuelta que enfrentará a los dos más votados.
También señalaron que habrá una disputa por clasificar a la segunda vuelta, entre el exfutbolista George Forsyth, la progresista Verónika Mendoza, el extremista de derecha Rafael López Aliaga y la neoliberal Keiko Fujimori.
En una conferencia con la prensa extranjera, Torres admitió que la intención de voto por congresistas, en más de un caso mayor que la del respectivo candidato presidencial, proyecta la certeza de que, cualquiera que sea el nuevo presidente, carecerá de mayoría legislativa propia.
Recordó lo ocurrido tras los comicios de 2018, cuando, en una final entre neoliberales, Pedro Pablo Kuczynski derrotó a Keiko Fujimori en la segunda vuelta, pero en la primera ronda su rival había obtenido mayoría legislativa absoluta, lo que impidió una alianza de gobernabilidad.
En vez de aceptar el entendimiento que buscaba el mandatario, Fujimori buscó y logró la salida de Kuyczysnki -por renuncia ante un escándalo de corrupción- y la crisis ha continuado, con otros dos cambios presidenciales y un presidente, Francisco Sagasti, tambien huérfano de respaldo parlamentario..
Torres, quien augura una segunda vuelta entre lo que llamó moderados, entre Lescano, a quien consideró de centro izquierda, y Forsyth, a quien catalogó como de centro derecha, dijo que el ganador deberá ser capaz de formar una alianza de tres partidos que haga posible la gobernabilidad.
De lo contrario, opinó, podrían repetirse circunstancias como la desestabilización de Kuczynski, la destitución de su sucesor, Martín Vizcarra, y la disolución constitucional, por este último, del hostil parlamento controlado por Fujimori, quien tiene un antivoto de 70 por ciento que jamás votaría por ella.
Por su parte, Saavedra manifestó grave preocupación porque, según las encuestas, el país, al albergar hasta siete bancadas, tendrá otra vez un Congreso de la República atomizado y en el que se congregarán facciones políticas a intereses diversos, lo que atentará contra la gobernabilidad.
La situación confirma para sectores críticos, la inviabilidad del sistema político y la insuficiencia de las reformas, mediatizadas por el Parlamento, aprobadas en un referendo en 2018.
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