La libra libanesa continuó en caída libre con una depreciación de casi 90 por ciento respecto al dólar, como resultado de lo cual los minoristas elevan precios para evitar pérdidas y revientan la economía de los ciudadanos de a pie.
En el mercado paralelo, el billete verde llegó a cotizarse a más de 13 mil libras libanesas por unidad, cuando la tasa oficial se mantiene en mil 500.
Las principales carreteras que conectan a esta capital con el norte y el sur permanecieron cerradas durante todo el día a causa de la insubordinación ciudadana provocada por el empeoramiento de las condiciones de vida.
Más de la mitad de los seis millones de residentes en este país cayó por debajo el umbral de la pobreza en menos de un año como consecuencia de la devaluación de la moneda nacional que redujo a casi nada los sueldos de nueve de cada 10 libaneses.
Los manifestantes en Trípoli, 70 kilómetros al norte de aquí, expresaron su indignación en una marcha que cubrió las principales arterias de la ciudad e incluyó un asalto a la sede a la compañía de electricidad.
Durante los últimos días, hay una escasez energética notoria que se traduce en apagones de 10 y 12 horas al día y se anticipa un apagón total para finales de este mes si el Gobierno no aprueba un financiamiento para comprar combustible, lo cual es improbable por carecer el país de Ejecutivo desde agosto de 2020.
Y mientras, la clase política en el poder continúa en discordia sobre cómo instalar un Gabinete y de espaldas a la caótica situación nacional.
car/arc