Otra expresión de ira popular corrió a cargo de los operarios de gasolineras que a su cuenta y riesgo racionalizaron el combustible, mientras se veían largas colas de automóviles para repostar.
La depreciación de la libra libanesa originó una pérdida casi total del poder adquisitivo de nueve de cada 10 ciudadanos, entre los cuales se cuentan los farmacéuticos.
‘Estamos mirando el abismo, viéndolo con mucha claridad, y creo que es ahora o nunca’, acotó Mohanad Hage Ali, del Centro de Estudios de Medio Oriente en Carnegie, al comentar sobre el prolongado fracaso para formar un gobierno viable capaz de lanzar reformas.
Desde finales de 2019, los políticos debaten sobre un plan de rescate para allanar ayuda prometida por donantes o inversores internacionales, a condición de reformas económicas y financieras en este país.
De momento, la mayoría de las farmacias en Beirut permanecieron este jueves cerradas, el más reciente de los sectores que expresan su frustración.
Ali Obaid, un farmacéutico capitalino, expresó que no podía enfrentar los gastos de su establecimiento y vaticinó un cierre permanente si la situación continúa igual.
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