Al menor lo encontraron sin vida cuando los oficiales respondieron a una denuncia de disparos alrededor de las 17:30, hora local, del miércoles, en un edificio de oficinas de dos pisos, dijo este jueves la teniente Jennifer Amat, del Departamento de Policía local.
La portavoz señaló que el hecho violento ocurrió en ambos niveles del edificio de múltiples inquilinos que alberga varias empresas, incluyendo una oficina de asesoramiento de salud mental.
Amat dijo que el tiroteo del miércoles fue el peor en la ciudad desde diciembre de 1997, cuando un extrabajador de una compañía local armado con un rifle de asalto atacó un patio de mantenimiento del gobierno de California y asesinó a cuatro personas.
Según el Departamento de Bomberos de la ciudad, cuatro individuos fueron declarados muertos en el lugar y a otros dos los trasladaron a hospitales cercanos, y no se reportaron bajas entre las fuerzas de seguridad, pero el presunto agresor fue uno de los lesionados y está en estado crítico.
Tras el incidente, la congresista demócrata por California, Katie Porter, dijo sentirse ‘profundamente entristecida al pensar en las víctimas y sus seres queridos mientras seguimos conociendo más detalles sobre el hecho’.
Testigos del hecho dijeron a una televisora local que escucharon un total de 13 disparos en un lapso muy breve, antes de ver a una mujer muerta en el suelo fuera del edificio.
La acción tuvo lugar después que la semana pasada hubo un tiroteo masivo en un supermercado en Boulder, Colorado, que dejó 10 muertos, y anteriormente seis mujeres asiáticas fueron ultimadas en tres balnearios del área de Atlanta, Georgia.
Según estadísticas oficiales citadas por el diario The New York Times, durante 2020 crecieron en un 25 por ciento los asesinatos en Estados Unidos, lo que significa que el país superó los 20 mil en un año por primera vez desde 1995.
Ante la situación, el presidente Joe Biden busca, como ya otros mandatarios lo hicieron sin éxito, la prohibición de las armas de asalto y la comprobación de antecedentes para obtener uno de esos artefactos.
Desde la masacre de 2012 en la escuela primaria Sandy Hook de Connecticut, en la que murieron 20 alumnos de primer grado y seis adultos, 13 estados, todos ellos controlados por los demócratas, promulgaron o ampliaron los controles de antecedentes para la compra de nuevas armas.
Sin embargo, otros 14 territorios a ese nivel, gobernados por los republicanos, aprobaron leyes que permiten a sus ciudadanos portar armamentos sin ningún permiso, mientras a nivel federal no hubo avances hasta la fecha para regular la tenencia y uso de estos artefactos por parte de la población civil.
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