A esta conclusión llegaron investigadores del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), encabezados por Mónica Carvalho, después de analizar ’50 mil registros de polen fósil y más de seis mil fósiles de hojas antes y después del impacto’, encontrados en Colombia, explicó la científica.
Una nota de STRI aseguró que antes de este estudio se sabía poco sobre el efecto de esta extinción en la evolución de las plantas con flores que ahora dominan los trópicos americanos, posterior a que el bólido provocó la desaparición de los dinosaurios en el mundo y del 45 por ciento de la flora colombiana.
‘Nos preguntamos cómo cambiaron las selvas tropicales después de una perturbación ecológica drástica como el impacto de Chicxulub, así que buscamos fósiles de plantas tropicales’, comentó Carvalho, quien basó su interrogante en la demostración de que la diversidad vegetal demoró 10 millones de años en regenerarse.
En marzo de 2010, un trabajo publicado en la revista Science por 38 expertos de Europa, Estados Unidos, México, Canadá y Japón, confirmó que la extinción masiva que se produjo hacia finales del período Cretácico (posterior al Jurásico), hace 66 millones de años, la originó el impacto de un asteroide de más de 11 kilómetros de diámetro.
La mayor explosión conocida sobre el planeta causó una nube de polvo, cenizas y vapor que cubrió la superficie terrestre durante al menos una década, con seria afectación a los seres vivos y el dióxido de carbono liberado por la explosión generó un efecto invernadero.
Según las conjeturas de los estudiosos, otra consecuencia es que las partículas de polvo de la atmósfera impidieron que la luz solar llegara a la superficie de la Tierra, lo cual disminuyó la temperatura y la fotosíntesis de las plantas quedó interrumpida, con perjuicio a la red nutritiva.
El polen y las esporas obtenidos de rocas más antiguas que el impacto muestran que las selvas tropicales estaban dominadas por helechos y plantas con flores, concluyeron los investigadores de STRI, quienes dedujeron que los bosques antes de la llegada del asteroide eran menos tupidos.
La población selvática la dominaban coníferas de la familia del pino Kauri y el de la isla Norfolk (Araucariaceae), los cuales proyectaban sus sombras sobre los senderos utilizados por los dinosaurios, pero tras la caída, estos árboles desaparecieron casi por completo de los trópicos.
Las conclusiones de la investigación de STRI manejaron las hipótesis de que los dinosaurios mantuvieron abiertos los bosques anteriores al impacto alimentándose y moviéndose a través del paisaje; además, la caída de cenizas enriqueció los suelos de los trópicos y la extinción de las coníferas creó una oportunidad para que las plantas con flores se apoderaran de los trópicos.
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