A raíz del fuerte impacto de la pandemia, diversas empresas y figuras del sector privado impulsan la idea de requerir esa forma de identificación para demostrar si una persona recibió alguna vacuna contra la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Los impulsores de la medida, que gana terreno cuando el país se prepara para una mayor apertura y regreso a la normalidad a partir del verano, quieren que se aplique para garantizar la seguridad durante los viajes, en lugares de trabajo, y en eventos grandes como citas deportivas y conciertos.
Pero la idea provoca divisiones, con alertas de que representaría una violación de la privacidad de los norteamericanos, al revelar información médica, o discriminaría a quienes opten por no recibir la inmunización.
Ante ese debate, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, sostuvo que el Gobierno no exigirá ese tipo de prueba de vacunación.
‘No habrá una base de datos federal de vacunas ni un mandato federal que requiera que todos obtengan una única credencial de vacunación’, manifestó la vocera, quien añadió que fue en el sector privado donde se originó la idea y ahí debe concluir.
De acuerdo con Psaki, el interés del ejecutivo del demócrata Joe Biden es que la privacidad y los derechos de los estadounidenses estén protegidos, para que esos sistemas no se utilicen injustamente contra las personas.
Nueva York se convirtió recientemente en el primer estado del país en implementar un pasaporte de vacunación digital al lanzar el llamado ‘Excelsior Pass’, el cual fue calificado por el gobernador Andrew Cuomo como un nuevo paso hacia una reapertura reflexiva y basada en la ciencia.
Sin embargo, el gobernador de Texas, Greg Abbott, emitió el lunes una orden ejecutiva que prohíbe la adopción de un sistema de ese tipo, con el argumento de que infringe los derechos de los ciudadanos.
Más allá de esas divisiones, la cadena de televisión Fox News reportó que algunas empresas y organizaciones privadas podrían desarrollar formas de confirmar que alguien está vacunado.
De acuerdo con datos del portal digital Worldometer, Estados Unidos continúa como la nación más perjudicada por la crisis de salud, al acumular más de 31 millones 530 mil casos de coronavirus y 569 mil decesos desde el inicio de la pandemia a principios de 2020.
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