A tres días de los comicios, los sondeos de las empresas Ipsos y Datum, cuya publicación está prohibida dentro del país desde el lunes últim no dan favoritos para clasificar a la segunda vuelta, imprecisión admitida por esas y otras dos encuestadoras en una conferencia con la prensa extranjera.
También consignan un empate técnico (con diferencias menores al margen de error) de preferencias entre hasta cinco candidatos, aunque difieron en cuanto a quienes protagonizan la igualada.
La medición de Ipsos ubica en los dos primeros lugares a la neoliberal Keiko Fujimori, con 11 por ciento; y al izquierdista Pedro Castillo, con 10,8 por ciento, quienes hasta un par de semanas carecían de opción en los sondeos.
Muy cerca se ubican el populista Yonhy Lescano (10,3), el neoliberal Hernando de Soto (9,7) y la izquierdista Verónika Mendoza (10,6), los cinco técnicamente igualados.
El sondeo de Ipsos, un simulacro de votación, muestra más abajo al derechista extremo Rafael López Aliaga y al neoliberal George Forsyth, ambos con 7,4; y consigna 15 por ciento de votos en blanco y viciados.
Datum, también como resultado de un simulacro, coloca en primer lugar a Lescano (9,3), Fujimori (9), López Aliaga (8,9), Castillo (8,4) y De Soto (7,2) como protagonistas de un empate técnico, relega a Mendoza al sexto lugar (5,5) y muestra 29,8 por ciento de votos en blanco y viciados.
Los ejecutivos de las encuestadoras advirtieron ayer que las cifras cambian de un día para otro, a lo que se agrega las estrechas diferencias, lo que hace difícil que las mediciones, inclusive las últimas, proyecten los resultados.
La situación es tal que quien termine primero el próximo domingo podría no ganar si los comicios fueran el domingo siguiente, apuntó la analista Patriia Zárate, una de los participantes en la conferencia.
De otro lado, la campaña electoral terminó ayer y el proceso entró en una etapa de ausencia de porselitismo, por las normas electorales que establecen dos días previos para la reflexión de los electores.
Sin embargo, la prohibición no incluye el control de las redes sociales de Internet, espacio en el que resalta una encarnizada campaña, frecuentemente anónima, de ataques, insultos y ‘fake news’ (noticias falsas) contra la candidata Verónika Mendoza que busca atemorizar a la población para que no vote por ella.
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