El gobernador Inuwa Yahaya reveló esa cifra a la prensa poco después de evaluar la situación en las comunidades afectadas, lo cual ilustra la continuidad de la violencia en la región.
Los choques involucraron a miembros de los grupos étnicos Lunguda y Waja que viven en comunidades vecinas.
El gobernador Yahaya manifestó su conmoción por el nivel de daño que observó en los sitios visitados.
‘En Nyuwar, me dijeron que murieron ocho personas y aquí (la aldea de Hemen) en la comunidad de Jessu, me informaron que perecieron siete, lo que equivale a 15 personas. Esto es inaceptable’.
Asimismo dijo que declaró un toque de queda en las áreas afectadas para permitir que el personal de seguridad restablezca allí la paz y la calma, y afirmó que los perpetradores de la violencia ‘se enfrentarían a la ira de la ley’.
El gobernador también garantizó a las comunidades gestionar su tranquilidad y les pidió no tomar represalias.
Además, el funcionario dio instrucciones al personal de seguridad dirigido por el Comisionado de Policía del estado, Ishola Babaita, a fin de evitar nuevos ataques en los poblados.
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