Al inaugurar este jueves una cumbre climática virtual, a la que asisten otros 40 líderes mundiales, el jefe de la Casa Blanca manifestó el compromiso de su país de disminuir tales emisiones entre 50 y 52 por ciento para 2030, con respecto a los niveles de 2005.
En un intento por cambiar la imagen de su país, luego de las criticadas acciones en la materia emprendidas por su predecesor, Donald Trump (2017-2021), el mandatario demócrata proclamó la intención de colocar nuevamente a Estados Unidos ‘en una posición de liderazgo global sobre el tema’.
Los objetivos anunciados por el jefe de Estado son parte del Acuerdo de París sobre cambio climático, abandonado unilateralmente por Trump y al que Biden decidió reincorporarse.
Cuando el entonces presidente Barack Obama (2009-2017) se unió a ese mecanismo en 2015, se comprometió a disminuir las emisiones entre 26 y 28 por ciento para 2025, por lo que la meta fijada por Biden resulta mucho más ambiciosa.
Sin embargo, como señalaron medios estadounidenses de prensa, esos objetivos no son vinculantes, y la administración no ha presentado hasta el momento una estrategia sobre cómo podrán alcanzarse.
En declaraciones a la página digital NPR, la asesora climática nacional, Gina McCarthy, dijo que cortar a la mitad las emisiones de Estados Unidos es un propósito realista, y añadió que el plan de infraestructura de más de dos billones (millones de millones) de dólares propuesto por Biden conduciría a la economía del país en esa dirección.
Pero en declaraciones telefónicas ofrecidas anoche a reporteros, funcionarios gubernamentales evitaron responder cómo ese proyecto de infraestructura sería un factor clave, y tampoco dieron detalles sobre cómo la nación podría lograr las reducciones.
Según esas personas, hay ‘múltiples vías’ para que Estados Unidos logre el objetivo, y dijeron que el grupo de trabajo climático del presidente publicaría recomendaciones sector por sector a finales de este año.
A ello se une que muchos republicanos ya expresaron su rechazo a las propuestas de Biden, pues no quieren que el sector energético estadounidense se aleje del carbón y otros combustibles fósiles para privilegiar las energías renovables.
Tal es el caso del senador John Barrasso, un feroz defensor de la industria de los hidrocarburos, quien en un comunicado emitido hoy criticó la propuesta de disminuir las emisiones en 50 por ciento bajo el argumento de que pondría a Estados Unidos en una desventaja competitiva a nivel mundial.
Durante sus primeras semanas en el cargo, Biden aprobó acciones ejecutivas sobre el cambio climático destinadas a dar marcha atrás a muchas de las políticas de Trump.
Sin una acción del Congreso, sin embargo, esas medidas podrían ser revertidas por administraciones venideras, y tampoco concretarse su plan de infraestructura y su meta sobre las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los que pudieran interponerse en el camino de Biden para aprobar una reforma climática importante son los demócratas moderados del Senado y los republicanos de los estados de combustibles fósiles, que se oponen a las políticas que consideran perjudiciales para la industria, indicó al respecto la cadena de televisión NBC News.
A su vez, el servicio de noticias Bloomberg apuntó que está lejos de ser una certeza si los recortes propuestos por el mandatario serán lo suficientemente ambiciosos para tranquilizar a los aliados escépticos del país, o si serán alcanzables, dados los innumerables obstáculos internos.
Los grupos ambientalistas ofrecieron diversos planes a la administración para alcanzar el objetivo de reducción a través de políticas federales, nuevas leyes y acciones del gobierno local.
Pero, advirtió Bloomberg, cualquiera de las opciones exigirá una acción seria, sostenida y dramática del tipo que el país no ha podido lograr en las últimas décadas.
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