Los datos del plebiscito regional han sido favorables para esa fuerza en el gubierno, porque de 336 municipios del país ganó en 240 y otrora miembros que se postularon con siglas prestadas obtuvieron al menos otros 25, explicó el exministro de Autonomías en entrevista con el periódico Bolivia.
Además, de las nueve gobernaciones el MAS consiguió tres, y prácticamente el control en ocho de las nueve asambleas departamentales; de los 262 asambleístas bolivianos el oficialismo tiene 170, por lo cual es amplia la cobertura, subrayó.
A este escenario se suma la decisión de los electos gobernadores de Chuquisaca, Pando, La Paz, Tarija y de algunos alcaldes como el de Cochabamba y Cobija, quienes expresaron su decisión de trabajar con los gobiernos departamentales y el nacional, apuntó.
Ahora la oposición luce atomizada debido a que en las alcaldías donde hay electos opositores, estos son de agrupaciones ciudadanas regionales, y en el caso de las gobernaciones son candidatos con siglas prestadas, reflexionó Siles.
Para el analista hay una desconectada relación de las plazas más importantes, como las gobernaciones de La Paz, Chuquisaca, Santa Cruz, Tarija, Pando, Beni, y de las alcaldías de El Alto, La Paz y otros, mientras sus actores están divididos ideológicamente y no han podido articular una alternativa al MAS.
Es probable que la oposición busque la unidad a partir de temas de agenda, entre ellos el censo, recursos y el pacto fiscal, pero no es una postura acoplada, aseveró.
El sufragio subnacional demostró también que los partidos tradicionales Unidad Nacional de Samuel Doria Medina, Unidad Cívica Solidaridad de Jhonny Fernández y el Movimiento Nacionalista Revolucionario de Luis Eduardo Siles han sido desplazados del escenario político, aseguró.
Carecen de relevancia en el contexto de participación de Bolivia, por lo cual existe una oposición dispersa que responde a distintas posiciones ideológicas y ni siquiera se expresan desde la misma ideología de la derecha, remarcó Siles.
jcm/znc