‘Las autoridades colombianas compartirán con la contraparte panameña información, en un término no menor a las 24 horas, respecto de los migrantes procedentes de Colombia que se dirigen a la frontera con Panamá’, afirmó una nota del Ministerio de Relaciones Exteriores (MIRE).
Este acuerdo sobre flujos migratorios irregulares es un primer paso ‘para atender de forma integral y responsable la situación de los migrantes en la zona fronteriza’, según el MIRE, que coordina con su homólogo vecino el vínculo entre autoridades migratorias y de frontera.
La información revelada esta semana de que más de 10 mil migrantes esperan cruzar la selva del Darién desde Colombia a Panamá, mantiene en tensión a autoridades panameñas que deberán recibirlos en su territorio, inicialmente en dos campamentos habilitados en la zona, antes de continuar su ruta terrestre hacia Estados Unidos.
Erika Mouynes, canciller istmeña, fue el lunes pasado hasta la zona fronteriza en compañía de altos funcionarios del sistema de justicia y de seguridad, para escuchar de primera mano testimonios de los recién llegados y sus expectativas, además de apreciar personalmente las condiciones de atención en los campamentos.
‘Esta situación requiere una solución integral y actuaciones internacionales y para ofrecer alternativas justas he querido escuchar a los protagonistas, tanto a los que llegan a Panamá arriesgando la vida, como a quienes los reciben e identifican sus carencias y necesidades’, dijo durante la visita, según nota de prensa del MIRE.
Aunque no tienen intención de quedarse en el país, nuestro compromiso es atenderlos de manera segura en la medida de nuestra capacidad y que puedan seguir su camino, para lo que necesitamos la colaboración de todas las partes implicadas, afirmó.
Mouynes insistió en su voluntad de conseguir un flujo controlado de migrantes irregulares a través de esta difícil frontera para asegurar que reciban un trato digno y puedan continuar viaje sin contratiempos a través de las fronteras centroamericanas.
La asistencia que brindan las autoridades panameñas a estas personas es vital, ya que después del trayecto de más de cinco días por las trochas transfronterizas, llegan en su mayoría a la pequeña comunidad darienita de Bajo Chiquito, con signos de deshidratación y en algunos casos con necesidades médicas graves, aseveró la fuente.
Panamá recibió flujos migratorios irregulares durante la última década, con su momento más álgido en 2015 y 2016, cuando arribaron más de 30 mil migrantes cada año, pero a pesar de ello, hasta el momento no lograron algún acuerdo con Colombia sobre esta compleja situación, recordó la nota oficial.
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