La nación antillana tiene como meta anclar entre los primeros 20 países del medallero, y para cumplimentar tal designio y acallar a sirios y troyanos, afina los planes de entrenamientos de una preselección olímpica de 232 deportistas, sacudida por el atípico escenario vivido y la fractura de una dinámica cotidiana en el plano físico por el impacto de la pandemia de la Covid-19.
Hasta el momento, Cuba posee a 41 figuras -24 hombres y 17 mujeres- clasificadas a la cita bajo los cinco aros, divididas en atletismo (14), canotaje (cuatro), gimnasia rítmica (dos), lucha (12), pentatlón (dos) y taekwondo (uno).
Todos estos atletas enfrentan un panorama complejo e inédito y cumplimentan la preparación con mucha responsabilidad, siempre a través de los técnicos, admitió a Escáner el director de alto rendimiento del Instituto Nacional de Deportes (Inder), José Antonio Miranda.
El propio directivo reiteró que la ambición es clasificar a cerca de 80 representantes a la justa nipona, cifra que bastaría para asumir el evento con la aspiración de mantener al país en la elite deportiva global.
OPCIONES DE ÉXITO
Por eso y bajo la atenta mirada de sus preparados, estrellas de la talla de los luchadores Mijaín López e Ismael Borrero y el boxeador Julio César la Cruz, todos campeones olímpicos, multiplican los esfuerzos con la mirada puesta en reinar en Tokio.
Además, destacan representantes del campo y pista como Juan Miguel Echevarría, Denia Caballero, Yaimé Pérez y Yarisley Silva, sin obviar otros nombres como Yorgelis Rodríguez y Andy Díaz, aunque con posibilidades inferiores de título.
A esa pléyade se suman los pugilistas Andy Cruz, Arlen López, la judoca Idalys Ortiz, el taekwondoca Rafael Alba y el tirador Leuris Pupo, quienes conforman una relación de 24 deportistas con posibilidades de acceder al podio en la capital japonesa.
De manera particular, el directivo hizo alusión al gigante de ébano de la lucha cubana y mundial, López, quien irá a la lid japonesa en pos de su cuarto título olímpico, luego de su coronación en Beijing 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016, convertido en toda una inspiración por su humildad, determinación y perseverancia.
«La edad es algo bien secundario, al menos así lo he demostrado, por tanto me cuido de todos, pero soy yo mismo el principal rival, la mente te hace ser o no campeón, y en Japón está mi meta», manifestó el grequista, de los 130 kilogramos, en exclusiva a Prensa Latina.
Otro gladiador temido en los colchones del mundo, Ismael Borrero, también reiteró el compromiso del equipo cubano de lucha de regalarle al país nuevas glorias olímpicas en la capital de Japón y en lo particular aspira a ganar un segundo cetro a este nivel.
El país puede esperar de este colectivo lo mejor, y de mí en especial el pueblo de Cuba puede sentirse confiado, pues daré todo para alcanzar mi segundo oro olímpico, una meta y un reto, aseveró el monarca universal de Las Vegas 2015.
RETO MAYÚSCULO
Pese al cambiante panorama por los estragos de la pandemia y el conocido hecho de no contar con el poder económico necesario para impulsar en toda su plenitud al deporte del siglo XXI, las proyecciones del Inder -según Miranda- apunta a terminar entre los primeros 20 escaños de la tabla por países y mantener la presencia ininterrumpida de Cuba en el medallero desde la cita de Tokio 1964.
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Hace cuatro años en la Olimpiada de Río de Janeiro 2016, la mayor de las Antillas concluyó en el decimoctavo puesto, con botín de 11 preseas, divididas en cinco doradas, dos de plata y cuatro de bronce, y a nivel histórico ocupa el lugar 16 entre 206 Comités Olímpicos Nacionales.
Miranda atribuyó a las transformaciones sociales ocurridas en el país a partir del triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959, con la formación de profesionales, escuelas de iniciación deportiva, masividad y una estrategia en forma piramidal, la posibilidad de empinarse en el Olimpo de los dioses del músculo.
De manera particular, resaltó el desarrollo de un trabajo multisectorial con el sistema de salud y educación «cuando tenemos una población saludable y educada todo ello tributa a los resultados deportivos», aseveró.
PARALÍMPICOS EN LA ÓRBITA
A la estela incombustible del deporte cubano no escapan los Juegos Paralímpicos de Tokio, con la potencialidad de clasificar a 39 representantes y de conquistar la máxima gloria en las piernas de las corredoras Omara Durand y Yunidis Castillo, las brazadas del nadador Lorenzo Pérez y la puntería del tirador Marino Heredia, subcampeón Panamericano de Lima 2019.
El país caribeño ya concretó cuatro boletos para la lid nipona con la superestrella Durand, multicampeona en los Juegos de Londres 2012 y Río 2016, el jabalinista Ulicer Aguilera, el titular de la justa brasileña Pérez y el tenista de mesa Yunier Fernández.
El deseo es ampliar a 39 el número de representantes con presencia segura en la cita para discapacitados, al contar todavía con posibilidades en los practicantes de natación, pesas, tiro con arco, taekwondo, atletismo, triatlón, ciclismo y judo.
En la Paralimpiada precedente de Río de Janeiro 2016, Cuba terminó en el puesto 18 entre 160 países, con ocho medallas de oro, una de plata y seis de bronce para un total de 15, pese a tener una delegación de solo 22 deportistas.
Más allá de la cantidad de metales en Tokio, el deporte de la mayor de las Antillas brillará una vez más en el Olimpo mundial, pese a todos los problemas económicos y la tormenta de la pandemia, confiado en el esfuerzo y sacrifico de sus principales exponentes del músculo.
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*Periodista de la redacción Deportes de Prensa Latina.
Este trabajo contó con la colaboración del periodista Jhonah Díaz González y la webmaster Wendy Ugarte.