Las fuerzas del orden acudieron tras conocer del ataque en un restaurante del Casino del hotel Radisson, cerca de Green Bay, en el condado Brown, donde ocurrió la acción violenta en horas de la noche del sábado.
‘Un agente disparó contra el sospechoso y lo mató, de manera que ya no hay amenaza contra el público’, dijo a la prensa el teniente Kevin Pawlak, de la policía de la localidad.
Pawlak agregó que los disparos efectuados por el individuo estaban ‘destinados’ a una persona y que no se trató de un tiroteo aleatorio, pues el objetivo era un empleado que no se hallaba ahí, por lo que el individuo decidió disparar contra sus compañeros o conocidos.
‘De repente escuchamos una ráfaga masiva, de 20 a 30 disparos con seguridad, salimos corriendo hacia la carretera, pasaron unos 50 autos policiales, honestamente, fue una locura’, dijo un testigo a la televisora local WBAY-TV.
El gobernador de Wisconsin, Tony Evers, dijo en un comunicado que estaba devastado al enterarse del tiroteo, pero no dio detalles.
‘Mientras esperamos más información, rezamos para que los heridos se recuperen y estamos agradecidos por los socorristas que respondieron rápidamente a la situación’, añadió.
El hecho se suma a una serie sin precedentes de actos violentos con el empleo de armas de fuego en las últimas semanas en la nación norteña.
En lo que va de año se registraron 163 eventos de este tipo, poco menos que el doble de los 94 que hubo durante el mismo período de 2020, de acuerdo con cifras de la organización no gubernamental Archivo de Violencia con Armas.
Entre los sucesos más relevantes en ese sentido está la muerte reciente de Andrew Brown, asesinado por un policía en el estado de Carolina del Norte, en lo que sus familiares y abogados calificaron de una ejecución extrajudicial.
El hecho se produjo un día después de que Derek Chauvin fuera condenado por asesinato en segundo grado, entre otros cargos, por matar a George Floyd en mayo de 2020.
Otro suceso violento de los últimos días fue la muerte de la adolescente afronorteamericana Ma’Khia Bryant, de 16 años, a manos de la policía en Columbus, Ohio, entre otros incidentes que avivaron en Estados Unidos el debate sobre la necesidad de un control más efectivo de la compraventa de armas de fuego.
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