Es una manifestación provocadora, sin relación con otras disputas fronterizas, ni tampoco con las negociaciones de Etiopía, Egipto y Sudán por la GERD, dijo el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Dina Mufti.
Un comunicado del ministerio de Asuntos Exteriores de Sudán, emitido el viernes último, criticó la posición de Addis Abeba respecto al aprovechamiento del agua del río Nilo y su rechazo a pactos anteriores que limitan los derechos sobre un recurso natural propio.
Además, Jartum señaló que uno de esos acuerdos, el de 1902 específicamente, estableció la transferencia del territorio de Benishangul-Gumuz de Sudán a Etiopía, y también le prohibió a esta última nación construir instalaciones hidroeléctricas que afecten el flujo del río.
Mufti aseveró este martes que su país no acepta los tratados coloniales porque restringen su legítima participación en el Nilo y calificó de ridícula la referencia a la región, cuya condición no está comprometida, ni en discusión.
Como un estado soberano e independiente, Etiopía tiene la reputación de respetar los convenios internacionales y considera lamentable el intento de Sudán de mezclar los tratados de fronteras con los injustos acuerdos sobre el uso de las aguas del Nilo, manifestó.
Las autoridades sudanesas realizan declaraciones provocativas desde que sus fuerzas invadieron territorio etíope el 6 de noviembre de 2020 y hemos tolerado esa actitud beligerante debido a nuestro compromiso con la resolución pacífica de conflictos, comentó.
Sus efectivos continúan violando zonas etíopes y saqueando propiedades, además de realizar una creciente campaña de propaganda negativa, aseguró en una conferencia de prensa.
No obstante, añadió, abogamos por solucionar estas cuestiones mediante diálogos, sobre la base del compromiso de buscar soluciones africanas a los problemas africanos.
Desde 2011 el gobierno etíope construye la Gran Presa sobre el Nilo Azul, en el estado regional de Benishangul-Gumuz, causa de diferencias sobre todo con Egipto, y aunque en 2014 ambos iniciaron negociaciones junto con Sudán, continúan sin firmar un acuerdo.
Egipto, dependiente del Nilo para casi todas sus operaciones de riego y abasto de agua, considera el embalse una amenaza para su supervivencia. Y Sudán reconoce que reducirá las inundaciones y abaratará el costo de su electricidad, pero tiene temores similares.
Etiopía, en tanto, defiende que lo utilizará sin causar grandes daños al resto de los países ribereños, con el objetivo de sacar de la pobreza a millones de ciudadanos y también promover el crecimiento en el denominado Cuerno Africano.
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