Con el apoyo de la Alcaldía de La Paz, los organizadores extendieron el evento con carácter presencial por más de 40 días e incluyó dos exposiciones sobre ese oficio artesanal en el Museo Costumbrista Juan de Vargas.
El encuentro recibió a miles de personas que asistieron a las instalaciones del Parque Urbano Central de esta urbe para obtener todo tipo de artesanías de yeso, cerámica y madera.
Desde el inicio de la feria, los artesanos acataron protocolos sanitarios como el uso obligatorio de las mascarillas y la instalación de cámaras de desinfección, aunque las aglomeraciones en los distintos sectores resultaron evidentes.
En enero, esa la fiesta resultó postergada debido a la segunda ola de casos positivos al coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19 y, por primera vez en su historia, no se celebró en la fecha tradicional.
Pese al contexto, la Federación Nacional de Artesanos y Expositores de la Feria, convocó nuevamente a los artesanos de 66 sectores, quienes apelaron por la reactivación económica a finales de marzo.
Este evento logró su cita anual de manera presencial, a diferencia de otra celebraciones muy populares, como el Carnaval de Oruro, que honró a las víctimas fatales de la pandemia de forma virtual.
En 2017, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura incluyó a los recorridos rituales durante la Feria de Alasita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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