Una opinión suscrita por Michelle Goldberg, ‘Cómo los republicanos podrían robar las elecciones de 2024’, plantea que ‘si el actual Partido Republicano controla ambas cámaras del Congreso el 6 de enero de 2025, no hay manera de que si un demócrata es legítimamente vencedor sea certificado como presidente electo.’
Basado en investigaciones de Erica Newland, consejera de Protect Democracy, una organización sin ánimo de lucro fundada en 2017 para luchar contra la ruptura democrática en el país, el informe alerta sobre las amenazas actuales y futuras que enfrentan los estadounidenses en las elecciones.
Antes de que se confirmara oficialmente la victoria de Joe Biden en enero, ella investigó algunas de las formas en que los aliados de Donald Trump en el Congreso podrían sabotear el proceso, subraya la analista.
En sus valoraciones, Goldberg cita como un ejemplo del problema en cierne la destitución esta semana de Liz Cheney del liderazgo republicano de la Cámara de Representantes.
El Partido Republicano de hoy no tiene una filosofía política en el sentido normal; está, más bien, organizado en torno a la lealtad a Trump y al mito de la puñalada por la espalda de que le robaron las elecciones, aseveró.
La defenestración de Cheney es un indicio más de que el partido se está preparando para hacer en las próximas elecciones lo que no pudo hacer en las últimas, advierte, en referencia a turbios manejos que pudieran otorgarle la Cámara Baja en 2022.
‘Si Biden u otro demócrata se impone en 2024, una Cámara de Representantes dirigida por Kevin McCarthy, el cobarde líder de la minoría que ayudó a expulsar a Cheney, parece probable que colabore en los planes de la derecha para cambiar el resultado’, advirtió la analista del Times.
El intento de Trump de robar las elecciones de 2020 reveló cuánto depende nuestra democracia de que los funcionarios de todos los niveles de gobierno actúen con honorabilidad, aseveró.
Planteó que el llamado partido rojo trabaja en los estados para aprobar leyes ‘que permitirían a las legislaturas estatales anular el voto popular y elegir a sus propios electores’.
Con la suficiente picardía de procedimiento, los políticos republicanos que representan a una minoría del país podrían entregar la presidencia a un candidato que obtuviera una minoría tanto de los votos populares como del Colegio Electoral en 2024, alerta el análisis.
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