En lo que fuera asentamiento colonial en la ciudad de Panamá se conserva el patíbulo, donde integrantes de la Fundación para la Preservación del Patrimonio Histórico del Casco Antiguo recordaron el injusto fusilamiento, en tanto organizaciones y comunidades anunciaron recordatorios en varios puntos de la nación.
La ejecución se produjo frente al cuartel de sus enemigos del Batallón Colombia, en la plaza Las Bóvedas, actualmente Plaza Francia porque rememora la presencia gala en los inicios de la construcción del canal interoceánico.
Aunque es considerado popularmente como un héroe nacional, cuyo nombre enarbolan los más humildes, no existen monumentos en su memoria, sino una pequeña tarja en el sitio de su muerte y algunos bustos en barriadas y ciudades.
‘En un juicio militar donde los acusadores y defensores eran los mismos fue condenado a muerte. Nadie creía en la culpabilidad de Lorenzo. Las intenciones políticas del juicio habían fracasado; era totalmente impopular el fusilamiento’, escribió Rafael Ruiloba en su ensayo El doble fusilamiento del general Victoriano Lorenzo.
‘El 15 de mayo de 1903 salió de la prisión en la mañana, según narra un testigo y la gente estaba protestando. En la tarde fue llevado al paredón improvisado frente al cuartel del Batallón Colombia. Desde Bogotá llegó un telegrama del gobierno conservador donde se ordenaba que Victoriano Lorenzo no fuera fusilado. Pero la oligarquía aceleró el fusilamiento’.
Así describe este historiador la escena, a la cual los conservadores convocaron a sus seguidores para mostrar el apoyo a la ejecución bajo los gritos de ‘vengan a ver morir a un perro’, proferidos por Francisco de La Ossa, cuñado de Manuel Amador Guerrero, quien en 1904 se convirtió en el primer presidente de Panamá.
La anécdota de una testigo presencial del crimen, citada por Ruiloba, recordó que el guerrillero enfrentó a la turba y les gritó ‘soy inocente aquí y ante Dios, y lo que van a hacer conmigo es un crimen’, después pidió que le quitaran la venda para ver a sus enemigos, a quienes preguntó: ‘¿Todavía creen que soy culpable?’.
Lorenzo era el líder de una corriente del liberalismo popular que luchó en la Guerra de los Mil Días (liberales versus conservadores) bajo la consigna Pan y Tierra, bandera política distinta a la de los bandos en pugna, afirmó el investigador, quien aseveró que su método se basó en ‘la guerra de guerrillas’.
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