En el nutrido grupo figuran personas con movilidad reducida, o capacidades auditivas y vocales disminuidas, además de mujeres embarazadas, niños y adolescentes, que huyen del fuego cruzado entre bandas armadas y la Policía, que costó la vida a un agente.
La tensión escaló desde el jueves cuando los grupos armados incendiaron un campamento de personas con discapacidad, espacio donde habitualmente secuestran camiones, roban mercancías, y retienen a los transeúntes para pedir rescate.
Estos desplazados se unen a las más de 10 mil personas que desde el 1 de junio abandonaron sus viviendas en Martissant y Cité Soleil, en medio de los choques hostiles por el control del territorio.
Organizaciones de derechos humanos y organismos internacionales como Naciones Unidas alentaron al Gobierno a poner fin a la violencia de pandillas, en especial los últimos enfrentamientos que provocaron la muerte de al menos medio centenar de personas durante este junio.
Además de los civiles desarmados, una decena de policías murió en lo que va de mes, tras los ataques a comisarías en Cité Soleil, y otras zonas de Puerto Príncipe.
El primer ministro interino Claude Joseph, sugirió que el reciente auge de la inseguridad está relacionado con sectores de la oposición, a los que acusó de generar desorden y sumergir al país en la inestabilidad.
Durante la reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Joseph aseguró que el Gobierno está comprometido a resolver los problemas más urgentes de inseguridad, y pidió ayuda a la comunidad internacional para frustrar a las bandas armadas.
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