El 23 de junio de 2016, el 51,9 por ciento de los electores votó a favor del divorcio, frente al 48,1 que prefería seguir dentro del bloque, y el resultado no solo le costó el puesto al entonces primer ministro conservador David Cameron, sino que significó parteaguas tanto para la UE como para la política británica.
A partir de entonces, los términos ‘leavers (para referirse a los euroescépticos) y ‘remainers’ (pro-europeos) pasó a formar parte del vocabulario político del Reino Unido, casi tanto como los de Tory y Labour que designan a conservadores y laboristas, respectivamente.
Cinco años después, sin embargo, el país sigue tan dividido como antes, a pesar de que el gobierno conservador del primer ministro Boris Johnson consumó el divorcio el 31 de enero de 2020.
La nota curiosa esta vez es que, según una encuesta publicada este miércoles por la empresa Savanta ComRes, de celebrarse un nuevo referendo, el 51 por ciento de los británicos votaría por permanecer en la UE, contra 49 por ciento que prefería salir.
El 51 por ciento de los encuestados también consideró que el Brexit dejó al Reino Unido más dividido, mientras apenas un 13 por ciento opinó lo contrario.
El cambio en la correlación de fuerza podría estar alimentado por los constantes encontronazos entre Londres y la UE, sobre todo en el terreno comercial, y las dificultades que atraviesa el país al margen de las derivadas por la pandemia de Covid-19.
El Brexit, por ejemplo, insufló nuevos aires a las ansias independentistas de una gran parte de la población de Escocia, cuyos líderes argumentan que ese territorio votó mayoritariamente por permanecer en la UE.
En Irlanda del Norte, por su parte, ni unionistas ni republicanos están contentos por los términos acordados por Johnson con su contraparte europea para regular el comercio bilateral sin tener que imponer una frontera física con Irlanda, mientras todos temen que tantos desencuentros den al traste con los acuerdos de paz de 1998.
Para la economista Vicky Pryce, las dificultades por las que atraviesa el Reino Unido después de abandonar la UE acallaron los deseos de otros euroescépticos como la francesa Marine Le Pen, la Liga del Norte en Italia o los partidos de derecha austriacos y húngaros de reeditar sus propios Brexits.
Los problemas que está teniendo el Reino Unido mataron los deseos de otros de abandonar el bloque, afirmó la asesora principal del Centro para la Economía durante una conferencia virtual organizada por la Universidad de la ciudad de Birmingham.
Su colega David Hearne, investigador del Centro de Estudios sobre el Brexit, señaló, por su parte, que desde que el divorcio entró en vigor el 31 de diciembre pasado, el comercio con el continente europeo es cada vez más errático.
Para el profesor de la Escuela de Economía de Birmingham David Bailey, acotó que el problema radica en que desde el punto de vista político, el Brexit parece un hecho consumado, pero económicamente, se trata de un proceso a largo plazo, cuyas consecuencias también demorarán en aflorar.
El gobierno está haciendo mucho ruido con los acuerdos de libre comercio que está firmando con otros países fuera de la UE, pero las barreras comerciales extras que se le impusieron a los europeos tendrán un impacto aún mayor sobre nuestro sector manufacturero que todos los beneficios que esos tratados puedan acarrear, sentenció el especialista.
El pesimismo y las críticas del público y los expertos contrasta, sin embargo, con el optimismo de Johnson, quien este miércoles no quiso pasar por alto el quinto aniversario del referendo, y aseveró que decisión de abandonar la alianza europea pertenece al pasado, por lo que su misión ahora es utilizar las libertades que ese paso trajo consigo para construir un futuro mejor.
Este gobierno consumó el Brexit y ya recuperamos nuestra moneda, leyes, fronteras y aguas territoriales, por lo que ahora que comenzamos a recuperarnos de la pandemia aprovecharemos el verdadero potencial de nuestra soberanía recobrada para unirnos y desarrollar al Reino Unido como un todo, afirmó el gobernante.
En respuesta a la retórica triunfalista de Johnson, el presidente del Movimiento Europeo, Michael Heseltine, opinó que la salida de la UE dejó un panorama inquietante para el país.
Cinco años después del referendo, el Brexit está muy lejos de haber sido consumado, apenas comenzó y los pronósticos son perturbadores, alertó el ex-viceprimer ministro británico, tras recordar los peligros que se ciernen sobre la paz norirlandesa, las quejas de los pescadores y el impacto de los acuerdos de libre comercio sobre los productores locales.
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