‘Hay distingos entre los gritos de dolor y objeción con el caos, disturbios, bloqueos de carreteras y ataques a las propiedades’, indicó Diab durante una reunión con varios ministros y el gobernador del Banco Central, Riad Salameh.
Un ejemplo de levantamiento popular es el ocurrido a partir del 17 de octubre de 2019, apuntó, pero lo de ahora distorsiona la justeza de los reclamos populares.
‘Lo que está pasando es contra la gente y no por ella. ¿A quién le sirve el interés de aplastar automóviles, atacar propiedades y bloquear carreteras?’, dijo.
Es sospechoso, acotó, que el estallido del caos en las calles siempre ocurre cuando se avecina la oportunidad de beneficiarse de una temporada turística y del dinero que puede ingresar al país.
De otro lado, el presidente de la República libanesa, Michel Aoun, convocó para mañana a una reunión de urgencia del Consejo Superior de Defensa con vistas a analizar el desarrollo de la crisis de escasez de combustible y la situación nacional.
Con ese fin, Aoun demandó medidas urgentes del ministro interino de Energía, Raymond Ghajar, y de otras figuras relevantes para aliviar el sufrimiento popular.
El presidente solicitó la participación del ministro interino del Interior, Mohammed Fahmi, y de otros jefes de seguridad para detectar los acaparamientos de combustible y contribuir a atenuar los ánimos caldeados de los automovilistas.
En Beirut y en todo el país hay largas filas afuera de las gasolineras que causan obstrucción del tráfico y accidentes.
Los automovilistas permanecen en esos sitios durante horas, pero solo reciben cantidades racionadas.
Durante esas largas esperas, el nerviosismo y la ira hicieron acto de presencia y algunos dispararon al aire para saltar la línea y conseguir más combustible.
Uno de los sucesos más impactantes ocurrió con la muerte de una mujer y sus cuatro hijas cuando esperaba para repostar.
La desesperación de algunos conductores provocó un accidente que causó el lamentable episodio.
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