La medida intenta aliviar la escasez de gasolina y diésel que condujo al cierre de centenares de estaciones y a largas filas de automovilistas para conseguir esos productos.
Se estima que habrá un aumento de los precios de los alimentos y otros bienes básicos para otro golpe más a los bolsillos de los ciudadanos de a pie sobre quienes recae con mayor fuerza la peor crisis económica del país en décadas.
El Consejo Superior de Defensa decidió adoptar medidas a fin de evitar el cierre de carreteras y vías principales y los ataques a propiedades públicas y privadas causados por la ira popular ante el deterioro de la situación social.
Una reunión de ese ente encabezada por el presidente Michel Aoun y el primer ministro interino Hassan Diab, ordenó a fuerzas militares y de seguridad alistarse para impedir que las protestas se decanten hacia la violencia.
Los convocados abordaron la situación nacional, tras percibirse una aproximación al caos, a causa de la depreciación de más de 100 por ciento de la libra libanesa respecto al dólar estadounidense.
Esa devaluación encareció todavía más el costo de la vida en el país, dado que 90 de cada 100 libaneses vieron que sus salarios ahora valen casi nada.
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