El documento fue presentado, durante un evento en formato virtual, por Mathias Cormann, secretario general de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y QU Dongyu, director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Desde el prólogo, rubricado por ambos, se destaca que la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU de 2021, en Nueva York, será una excelente oportunidad para que la comunidad internacional trace una visión futura de los sistemas agroalimentarios, incluido el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El informe reconoce que ‘llega en una coyuntura crítica’ y señala a la epidemia de la Covid-19 como una presión sin precedentes en el sector agrícola, lo que requiere una acción rápida para garantizar que el sector pueda seguir siendo resistente, eficiente y sostenible, ahora y a largo plazo.
Apunta también la posibilidad de lograrse algunos avances hacia esos propósitos, a partir de una rápida recuperación de la pandemia global de Covid-19, de condiciones meteorológicas y políticas ambientales estables, aunque, aclara, el año pasado de interrupciones por la Covid-19, alejó aún más lograr los ODS.
Sin esfuerzos adicionales, añade el texto, se perderá el objetivo del Hambre Cero y las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura aumentarán aún más.
El volumen, con 248 páginas y otras casi 90 dedicadas a tablas y estadísticas, en 11 capítulos dibuja las proyecciones clave para el consumo, la producción, el comercio y los precios de 25 productos agrícolas para el período de 2021 a 2030.
Prevé que el crecimiento de la demanda agrícola se desacelere durante la próxima década y sea impulsado principalmente por el crecimiento de la población.
Los diferentes niveles de ingresos y las proyecciones de su crecimiento, así como las preferencias culturales en torno a las dietas y la nutrición, serán la base de las continuas diferencias en los patrones de consumo entre países, precisa.
Además, avizora que el crecimiento más lento de la demanda de productos básicos agrícolas irá acompañado de un aumento de la eficiencia en la producción agrícola y ganadera, lo que mantendrá los precios agrícolas reales relativamente estables.
Asimismo advierte que durante la próxima década la variabilidad climática, enfermedades de los animales y plantas, los cambios en precios de los insumos, la evolución macroeconómica y otras incertidumbres darán lugar a variaciones en torno a las proyecciones.
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