Así, grosso modo, defendió ante el Parlamento el primer ministro, Abiy Ahmed, la importancia para el país del proyecto hidroeléctrico Gran Presa del Renacimiento (GERD) y la necesidad de acordar con Egipto y Sudán los términos de su explotación.
Para mejorar la producción, eficiencia y distribución eléctrica, satisfacer necesidades básicas de millones de etíopes, desarrollar la industria energética y promover el crecimiento integral, la GERD (siglas en inglés) es un paso que debemos dar, aseguró el premier.
Tenemos potestad de aprovechar recursos propios para lograr el bienestar de los ciudadanos, esa es la verdadera intención de la construcción de la presa, subrayó, e instó a todos los estados a entender, respetar y reconocer ese derecho.
Desde que comenzó a construirse en 2011, la Gran Presa provocó desencuentros entre Etiopía y Egipto, especialmente, y aunque en 2014 iniciaron negociaciones junto con Sudán para determinar cómo explotarla, continúan sin resolver sus diferencias.
Una de las exigencias de egipcios y sudaneses es no realizar el llenado del dique sin un acuerdo tripartito, algo que según El Cairo y Jartum está sucediendo y ya está en la segunda fase.
Aunque se dicen tantas cosas, lo único que quiere Etiopía es abordar la demanda de electricidad sin dañar a Egipto, Sudán u otras naciones, además de traer paz y prosperidad a nuestra región, señaló Ahmed.
Queremos paz y prosperidad, reiteró, y exhortó a la comunidad internacional a colaborar para convenir con Egipto y Sudán cómo funcionará el embalse, ‘a fin de emprender un nuevo camino de desarrollo sin perder tiempo’.
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