Una ceremonia con pocos asistentes marcó el inicio del periplo de 15 días que realizará el símbolo aquí.
Según lo antes programado, debe pasar por zonas turísticas y distintivas de la ciudad como la torre Tokyo Skytree, el distrito Roppongi y el afamado cruce de Shibuya antes de entrar el 23 de julio al estadio olímpico.
La llama recorrió 46 de las 47 prefecturas de Japón desde su salida de Fukushuima (noreste) el pasado 25 de marzo, cuando partió en manos de miembros del equipo femenino de fútbol que ganó la Copa Mundial de 2011.
Se prendió el año pasado en las ruinas de Olimpia, en Grecia, también sin público por la pandemia de Covid-19.
Su travesía en Tokio inició un día después de que el Gobierno aprobó el estado de emergencia para la urbe entre el 22 de julio y el 22 de agosto, y además los organizadores de los juegos determinaron prescindir de los espectadores, en aras de evitar la propagación de la enfermedad.
La primera medida contemplará una veda a la venta de bebidas alcohólicas, el límite a la mitad de la capacidad de visitantes en áreas vinculas a la cita deportiva y cierre de establecimientos públicos a las 21:00, hora local.
Respecto a la segunda, varias federaciones internacionales la recibieron con decepción, aunque comprenden los esfuerzos de Japón por prevenir una explosión de la Covid-19 entre las delegaciones visitantes.
La nación asiática acumula alrededor de 900 mil casos y más de 14 mil muertos por la enfermedad. Solo 15 por ciento de la población está completamente vacunada.
A Tokio deben llegar cerca de 11 mil atletas, integrantes de delegaciones y periodistas para las Olimpiadas que concluirán el 8 de agosto, aparte de los cuatro mil 400 participantes en el capítulo paralímpico a partir del 24 de agosto.
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