‘No me he lanzado, no sé todavía si seré candidato’, afirmó el exmilitar durante una entrevista concedida a la emisora Jovem Pan del municipio Itapetininga, estado de Sao Paulo.
El lunes, ante seguidores, Bolsonaro también comentó que no sabía si sería pretendiente con el actual sistema de voto electrónico.
Además, el 1 de julio aseguró que, si pierde ante las urnas, solo entregará la banda presidencial si el candidato elegido ganó de ‘forma limpia’, en otra referencia a la papeleta impresa.
Bolsonaro cuestiona la fiabilidad del sistema de voto electrónico, que se usa en Brasil sin problemas desde hace décadas y que le dio la victoria en el sufragio de 2018.
Ahora quiere cambiarlo por el voto impreso y amenaza con no aceptar una eventual derrota electoral con el actual sistema.
Una nueva encuesta de intención de voto reveló el 7 de julio que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva supera a Bolsonaro en todos los escenarios para la votación del próximo año.
Los datos del sondeo, resultado de una asociación entre la empresa Genial Inversiones y la consultora Quaest Consultoría e Investigaciones, revelaron que Lula exhibe una preferencia de 43 a 45 por ciento de los encuestados contra 28 a 29 por ciento para Bolsonaro.
Se entrevistó a 1,5 mil personas a lo largo de 16 años en 27 capitales brasileñas, que suman 95 ciudades de todo el país.
‘El mayor problema es el propio Bolsonaro y, según la encuesta, la economía resulta será la que puede asegurar su reelección’, destacó el politólogo Felipe Nunes, coordinador de la encuesta y director ejecutivo de Quaest.
A criterio del experto, el excapitán del Ejército difícilmente podrá ser elegido si la economía no ayuda y no mejora la sensación de bienestar del votante, porque las principales preocupaciones serán el empleo y el aumento de los precios, que erosiona la renta de los brasileños.
La impopularidad de Bolsonaro coincidió con el avance de los trabajos de una comisión del Senado que investiga la gestión gubernamental ante la Covid-19.
De igual manera por la llegada de una segunda ola de la enfermedad que cobró más de 545 mil muertes.
La intención de voto de Lula se fortaleció desde que recuperó sus derechos políticos en marzo luego de que un juez del Supremo Tribunal Federal anulara todas sus condenas.
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