El mandatario mexicano, en la evocación a Simón Bolívar en el 238 aniversario de su natalicio, proclamó sin aspaviento, pero con ardor, que es momento de una nueva convivencia entre todos los países de América, y sus razones fueron más que convincentes:
Es inaceptable, y está agotado, advirtió, el modelo impuesto al continente hace más de dos siglos, caracterizado por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de la superpotencia (Estados Unidos), y existen condiciones inmejorables para que los países de América caminen juntos, sin que nadie quede atrás.
Hay que hacer a un lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos o de oponernos en forma defensiva; es tiempo de expresar y de explorar otra opción: dialogar con los gobernantes estadounidenses, convencerlos y persuadirlos de que una nueva relación entre los países de América es posible, aseguró convencido de esa posibilidad real.
Su demanda, proclamada dentro de la atmósfera sentimental de la ceremonia por el natalicio del Libertador entre los muros históricos del Castillo de Chapultepec bastión de la resistencia heroica al saqueo de Estados Unidos en 1848 cuando se robó la mitad del territorio mexicano, tiene un poder simbólico con fuerza de huracán.
López Obrador conjugó la necesidad del cambio de mentalidad con la unidad para el fortalecimiento económico y comercial de Latinoamericano y el Caribe, donde prevalezca el bienestar de sus pueblos, con la necesidad de cambiar la OEA -ese monumento a la sumisión y el mercenarismo- por un organismo verdaderamente autónomo.
Es importante cómo López Obrador llega a esas conclusiones a partir del desarrollo histórico de América Latina y el Caribe en su proceso de descolonización de España y la emergencia de Estados Unidos como nuevo poder hegemónico, manipulador de los ideales de independencia, mediante su Doctrina Monroe desintegradora de los pueblos.
Desde entonces, denunció el mandatario, Estados Unidos mantiene influencia predominante en América, excepto Cuba, nación que ha hecho valer su independencia. Haber resistido 62 años sin sometimiento es toda una hazaña.
Creo que, por su lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo de Cuba merece el Premio de la Dignidad, aseguró.
El mandatario mexicano fue más allá todavía. Calificó a la isla como la nueva Numancia, aquella legendaria población celtíbera en Castilla y León (España), que resistió el asedio realizado por las tropas de la República de Roma bajo las órdenes de Publio Cornelio Escipión en el verano del año 133 ane y prefirió suicidarse antes de rendirse a sus atacantes.
Pienso que, por esa misma razón, Cuba debiera ser declarada Patrimonio de la Humanidad, dijo con absoluto convencimiento.
Lo sustantivo -que prevaleció en el encuentro de cancilleres replanteado por el canciller Marcelo Ebrard- es la defensa de una integración económica con dimensión soberana, en la que las asimetrías no sea un hándicap para beneficio de unos y perjuicios de otros.
El mandatario llamó a reflexionar sobre todas las aristas de la unidad con respeto a la soberanía de cada nación, pensar en los mecanismos más idóneos para su fortalecimiento económico y comercial a partir de la planeación de la política de inversión, laboral, la protección al medio ambiente y el bienestar de sus pueblos.
Estos sí son verdaderos alaridos de América en su conjunto que deben atenderse con la prioridad de su urgencia.
América debe ser nuestra, sin temores a reconocer que el modelo aplicado durante dos siglos está agotado y sucesos como la pandemia de Covid-19 muestran la validez del razonamiento de López Obrador de que llegó el momento de una nueva convivencia entre todos los países del continente.
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