Desde el punto de vista legal, nada les impide salir del Reino Unido, pero el ‘semáforo’ diseñado por el gobierno para medir la tasa de prevalencia del coronavirus SARS-CoV-2 pudiera traerle complicaciones, sobre todo al regreso.
Quienes vuelven de destinos ‘verdes’, por ejemplo, no tienen que autoaislarse, pero el problema es que la lista incluye solo un puñado de países, entre ellos algunos muy distantes o poco atractivos desde el punto de vista turístico.
Los ‘amarillos’ son muchos más, pero implica tener que observar una cuarentena de una semana y pagar por las pruebas de Covid-19 en caso de no estar totalmente vacunado, mientras que arriesgarse a vacacionar en un país ‘rojo’ obliga al viajero a costearse 10 días de hospedaje en un hotel designado por el gobierno al regresar.
A los altos costos de las pruebas y del alojamiento en caso de la cuarentena obligatoria se suma la incertidumbre, pues el semáforo es actualizado constantemente, y puede darse el caso de que un destino cambie de color en cuestión de días.
El gobierno británico autorizó desde este lunes el ingreso, sin necesidad de autoaislarse, de todos los ciudadanos estadounidenses y europeos que puedan presentar una constancia de estar totalmente vacunados a su arribo al país.
La medida, que no excluye a esos viajeros de presentar un resultado negativo antes de abordar el viajar con destino al Reino Unido y de hacerse una prueba de Covid-19 al segundo día de su estancia, busca paliar la crisis que enfrenta el sector de la aviación, donde miles de empleados están a punto de quedar sin trabajo.
El director ejecutivo del aeropuerto de Heathrow, John Holland-Kaye, celebró la decisión de las autoridades, pero consideró que debería abarcar a todas las personas vacunadas procedentes de países en la categoría amarilla.
En opinión del empresario, debería existir el mismo beneficio para otras naciones donde existe un nivel alto de inmunización a partir de las vacunas, como en el caso, dijo, de Canadá.
El directivo del principal y más transitado aeropuerto del Reino Unido consideró además que el gobierno debe eliminar las costosas pruebas de la Covid-19 para los viajeros, y optar por otros exámenes.
La presidenta del Partido Laborista, Anneliese Dodds, acusó, por su parte, a los conservadores de contribuir al caos y la incertidumbre que enfrentan los británicos a la hora de decidir si viajan o no de vacaciones.
De acuerdo con la también legisladora, el gobierno debe ser capaz de brindar al público toda la información que maneja a la hora de decidir la categoría en que pondrán a cada país.
Según reportes de prensa, las cosas podrían complicarse aún más para los potenciales viajeros británicos si en definitiva se agrega al semáforo una alerta de seguimiento para los ‘amarillos’ y los ‘rojos’.
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