Algunos de los acuerdos son regular la cantidad de migrantes diarios que transitan para evitar el colapso de las capacidades de recepción del lado panameño, chequeo e intercambio de información de los grupos, establecer un trayecto por las trochas para disminuir los riesgos y actuar legalmente contra los criminales que asaltan a los caminantes.
La vicepresidenta colombiana y titular de Exteriores, Marta Lucía Ramírez, y la canciller istmeña, Erika Mouynes, encabezaron las respectivas delegaciones que se reunieron el viernes cerca de la frontera, para establecer soluciones al paso ordenado y seguro de la actual oleada.
‘Panamá está haciendo su parte y vemos con buenos ojos la voluntad de Colombia de sentarse a la mesa. Es positivo que este diálogo continúe y concretemos responsabilidades. Tenemos que construir un frente común ante este fenómeno transcontinental’, declaró a periodistas la canciller panameña.
El próximo 11 de agosto, Panamá convocó a los países que integran la ruta migratoria para una cumbre ministerial en busca de respuestas colegiadas y regionales a los peligros de este recorrido informal, cuyo destino son los países del Norte, señaló una nota oficial de la Cancillería istmeña.
Mouynes aseguró a la prensa que su homólogo estadounidense, Antony Blinken, confirmó su presencia en la reunión, y explicó que su país pidió a Estados Unidos prestar atención no solo al ‘Triángulo Norte’, sino a esta otra zona por donde transitan los irregulares haitianos, nacionalidad que en mayor número arriba actualmente a sus fronteras.
‘Este fenómeno migratorio, su descontrol o su proceso no regulado, afecta a todos los países por los cuales va pasando y es de interés de todos, y una respuesta conjunta puede ser claramente la diferencia’, dijo y agregó que naciones como México pidieron sumarse al encuentro regional.
Estos países están en medio del derrotero que siguen en la actualidad miles de migrantes, principalmente haitianos, desde Chile y Brasil a través de los pasos fronterizos de Ecuador, Colombia, Centroamérica y México, hasta llegar a la línea divisoria con Estados Unidos, su destino final.
Pronósticos oficiales refieren que entre 10 y 15 mil personas permanecen en la ciudad colombiana de Necoclí, en espera de cruzar el Golfo de Urabá hacia la ribera Oeste, y desde allí se adentran en la inhóspita selva de Darién, donde se encuentra la frontera con Panamá.
En un flujo sin precedentes, 49 mil migrantes arribaron a esta nación centroamericana en lo que va de 2021 a través de la jungla de Darién, informó el ministro istmeño de Seguridad, Juan Pino, quien explicó que diariamente llegan hasta 700 a los puestos de recepción en el lado istmeño.
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